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sábado, 17 de enero de 2015

El último consejo

 Puede parecer un tema triste, lejanos de estas fechas casi carnavaleras, pero por otro lado, es un mensaje de esperanza para muchos que creen en un más allá. Otros ven un fenómeno digno de estudio para la ciencia, un auténtico misterio, del que sólo cabe explicar de que se trata de un medio de defensa, del cerebro, ante los últimos momentos de nuestra vida. También habrá quien opine que es un tema que no tiene nada que ver con mi blog, y bien, yo pregunto: ¿De que va mi blog?. Sino de temas varios. No hablo, por supuesto, de fallecimientos momentáneos, ocurridos de repente, por accidente, o por fallos orgánicos. Los científicos hablan de muertes que se saben van a producirse, es decir, aquellos que están en fases terminales de distintas enfermedades.

 Hay varios momentos claves en los que tratar, uno último en el que se está clinicamente muerto, en los que se comenta el archiconocido túnel y demás, objeto aún, de acalorados debates en los que no se tiene claro si las llamadas Experiencias Cercanas a la Muerte (ECM) son producto del cerebro, imaginación, anoxia (falta de oxígeno), o si por el contrario es real. Argumentos y ejemplos, a favor y en contra, hay entre escépticos y creyentes. Es éste el momento que ya descubrió el Doctor Raymond Moody en su libro Vida después de la vida, publicado en los años setenta. O el del español Enrique Vila que desarrolló sus estudios en el sevillano Hospital de Virgen de la Macarena. Sin embargo, los últimos estudios van más allá, y se habla en las últimas publicaciones de los momentos finales, del último día, en los que aún el enfermo se encuentra consciente. Se destaca como el mejor momento intelectual del moribundo, un momento de esplendor en la sabiduría personal, de un individuo, que a lo mejor, no tiene ni estudios, e incluso ha perdido la memoria desde hace varios años. Es curiosamente, cuando a las personas más cercanas familiarmente, les dirige a cada uno, un consejo u opinión, digno del intelectual más versado en filosofía. Es la popular "mejoría de la muerte". Y todo eso, en un ambiente, que dentro de la tensión lógica, que circula entre los que acompañan al moribundo; pues es precisamente, éste último, quien mantiene una absoluta calma, que transmite a los demás. Es más en muchos casos, el futuro difunto sabe que ese día o esa noche es la última, hay quien comenta que se produce porque vienen de visita amigos y familiares del pasado, de la infancia o juventud. Otra discusión más, de si se trata un medio de defensa que el organismo ofrece al moribundo, o bien algo más. Lo que sin duda queda claro, es que es un tema apasionante, sea desde un lado u otro.

 Otro asunto es el de las "muertes voluntarias", es decir, aquellas típicas de esas personas que "deciden" vivir hasta que no vean tal acontecimiento (por ejemplo la boda de algún hijo o el nacimiento de un nieto), no se arregle un asunto que tiene pendiente, pueda ver a tal familiar que viene de lejos y aún no ha podido llegar, o como algunos otros, que necesitan de algún tributo o ritual de algún folclore local. Es decir, que deciden la hora y el día del fallecimiento. Como si fuera algo que uno pudiera programar para día d y hora h. Cuestiones, desde luego, más difícil de resolver por la ciencia, pero que en teoría, podremos saber, o no, en el momento que nos toque a nosotros.