Todos recordamos, desde los años ochenta, como han
salido películas de Jason enfrentándose contra todo el mundo:
Freddy Kruger, Alien, Artur Mas... Pero nunca con la Santa Compaña,
sin duda no tendría los suficientes redaños; un grupo de gallegos
cabreados, es mucha tela, y más, si estos son los gallegos más
temidos del mundo. ¿Y a que viene éste disparate surrealista aquí
planteado?, pues como siempre, desde hace unos años para acá, una
vez pasada la fiesta de la Hispanidad, llega el inevitable e impuesto
Halloween de las narices, fiesta del todo antipática y gamberra que
nunca ha formado parte de nuestra tradición. Me agrada, que por
ejemplo, en Sevilla no se anden con las mismas tonterías que en San
Fernando, y se siga representando el Tenorio, tomándose huesitos de
santo, o leyendo el Monte de las Ánimas. O que en el Cádiz del
pagano Kichi, se siga disfrazando a los cochinos y pollos en los
distintos puestos de los mercados.
Es curioso decir, que aquellos que fomentan la
dichosa fiesta, aparte de los centros comerciales, son aquellas
gentes que van de izquierdas y antiamericanos por el mundo, pero que
no tienen objeción alguna en traer las muchas chorradas yankees que
ya son una basura en su país, innecesarias del todo aquí, donde
tenemos tradiciones y costumbres mucho más antiguas, y más
atractivas que las norteamericanas (por cierto, muchas de ellas
célticas también). Es mucho más que eso, es la entrada como un
elefante en una cacharrería, de una fiesta capitalista y
anglosajona, que va en contra de la nuestra y de los mercados de
abastos tradicionales. No lo duden, es el pequeño comercio y las
costumbres españolas, contra la vorágine de las grandes cadenas y
la globalización. Así de claro. Es ya un hecho evidente, desde hace
años, que los mercados, las asociaciones de comercios locales, los
grandes almacenes, y los partidos políticos, ya sean ayuntamientos o
lo que sean, vienen imponiendo las fiestas a las que debemos de
acudir o no, por encima de los gustos locales y las tradiciones. Ojo,
no hablo del Toro de La Vega, acto claro de barbarie. Hablo por
ejemplo de nuestro caso en San Fernando, donde ya, nadie sabe porque
se celebra el día de Las Cortes como festivo principal en detrimento
del que era el clásico Día del Cerro, día de romería popular al
cerro de Los Mártires, con una tradición que cuenta el sacrificio
de los santos San Servando y San Germán en dicho lugar.
Independientemente de la veracidad de la historia, en la que está
claro su falsedad, ya que la misma proviene de una leyenda romántica
sin fundamento del XIX, lo cierto es que era un día de campo o
playa, y castañas, para los cañaillas. Y lo que es mejor, al
ayuntamiento no le costaba ni un euro (en estos tiempos de escasez
vendría de perlas), y sólo tenía que organizar a la policía local
en los alrededores del Cerro. Y hay que decir, que el día de Las
Cortes se mantiene, francamente, por la feria de la Tapa, que si
no... No digo que eliminen esta última fiesta, pero que la celebren
en un fin de semana cercano al 24 de septiembre. Al igual que el
Halloween, no debe de prohibirse nunca, pero no fomentarlo a nivel
institucional, el que quiera que lo celebre, pero nunca con el dinero
de nuestros impuestos.
Sin embargo, últimamente los consistorios han
incidido en crear en los centros históricos una especie de parques
temáticos de disfraces de época, y en todas las ciudades se han
creado mercados medievales, romanos, andalusíes, o de Las Cortes...
Además, de precios no precisamente baratos. Hay que decir que
mientras el día del Cerro o Tosantos sí tienen arraigo, el día de
Las Cortes o Halloween son fomentados por las distintas
instituciones, colegios entre ellos. Y en esto, España se parece a
una dictadura, porque una fiesta deja de ser fiesta, si se pierde el
componente espontáneo y popular. Si deja de ser del pueblo, y pasa a
ser de las instituciones, deja de ser una fiesta para convertirse en
una celebración con base adoctrinadora, algo así como el día del
cumpleaños de la reina en Gran Bretaña. Es lógico que haya
festivos y celebraciones locales y nacionales institucionales, como
el día de las Fuerzas Armadas, o el de la Hispanidad, así como de
la iglesia católica, mayoritaria en España. Pero el problema es que
en los últimos años han decidido borrar en pos del comercio y del
dinero, lo que eran manifestaciones populares del pueblo, y si eso es
así, esto no es mi país, sino Corea del Norte.
Halloween del pasado año en San Fernando. |