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viernes, 27 de junio de 2014

El desempleo como negocio

 Puede que sorprenda, que una desgracia, como el desempleo, pueda ser considerada un negocio, pero en España, país del paro como excelencia, y Andalucía, como la decana, tal afirmación puede dar a lugar. Tampoco hay que creerse conspiraciones judeomasónicas, ni del Club Bilderberg o de extraterrestres lagartones que nos dominan. Simplemente, como en toda juerga, literalmente, uno sale a tomar solo una cerveza y una cosa lleva a la otra, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, o el Guadalete por El Puerto, que es más nuestro. Y así acabar con  un desmadre en el que todos desvarían. Con el dinero fácil, pasa lo mismo, cuando llega llovido del cielo, la cosa se convierte en algo obligado, y en un modus vivendi para el parásito que siempre lo recibe, sin producir nada a cambio (mirese el PER como ejemplo). Eso ha ocurrido con las administraciones españolas, y andaluza en particular. Y también con los sindicatos y empresas. Ninguno de estos sectores han servido para crear un tejido económico productivo, tan mermado desde los ochenta, que hubiera dado cimientos sólidos a nuestra economía. Se han basado en el dinero fácil, y rápido, y nosotros pagamos las consecuencias, pagamos la cuenta en el bar donde se ha corrido la juerga. Hay que parar a pensar en los siguientes puntos, para tener la misma conclusión que yo, pues probablemente, el desempleo, lleve un buen porcentaje del PIB español dentro de sus beneficios:

  • Punto 1: Las subvenciones europeas a las administraciones y sindicatos, son golosas, y conviene no terminarlas nunca. Por tanto, si la región prospera, se deja de recibir dinero, y se acaba el chollo. 
  • Punto 2: La avaricia de las propias empresas que quieren el máximo beneficio al menor coste posibles. Y lo que tres trabajadores puedan hacer en el lugar de seis, pues mejor. Así que las empresas andaluzas no se suelen expandir, sino que se estancan con el mínimo número de empleados posibles. Pues así, también, se pueden aprovechar de las ayudas que se ofrecen a las PYMEs. Muchos empresarios, asimismo, buscan en un futuro vivir de la renta, con el simple alquiler de locales, o de maquinaria colocable con dos o tres empleados. No se hace economía productiva.
  • Punto 3: Ya que nos regalan el dinero de Europa (que pagamos todos), lo empleamos en cursos de formación que no llevan a nada, y que ni empresarios, ni administraciones tienen en cuenta en el curriculum de nadie a la hora de contratarlos. Para que esto se convierta en un círculo vicioso, en el que el trabajador, desesperado, haga una y otra vez, un curso tras otro, con sus distintas subvenciones. Mientras tanto, si podemos desviar de aquí y de allí y hacemos un fraude, es bonito mientras nadie se entere.
  • Punto 4: La interminable creación de entes públicos para mayor gloria de un sistema intervencionista en la vida de sus ciudadanos, y que son sueldos, bien pagados, para beneficio de familiares y amigos, que van a consumir en la calle (coches, bares, pisos). Hay que aclarar, claro, que ninguno de los colocados han entrado por oposición. La eliminación, hoy día de dichas empresas, llevaría a la ruina económica de nuestra comunidad, y al aumento exponencial, del índice de paro. Además, con ello, se ha creado un sistema clientelar, con el que se aseguran votos al partido dominador en la región. Otro punto a destacar dentro de éste es la creación de programas inútiles como CEPES, emprende, Vivero de empresas, Andalucía Orienta...se puede seguir, pero no cabría en el blog. Todo esto, son dinero y subvenciones, por la cara, sin producir nada, y en distintas administraciones: local, autonómica o estatal. 
  • Punto 5: La creación, por necesidad, de empresas (privadas en este caso) de colocación o trabajo temporal, casi tantas o más, que de algunos sectores específicos, y a priori, de mayor estrategia política, como fueran las telecomunicaciones. Como son Infojobs, Adeco, Trabajar.com, Linkedin, Infoempleo y demás. Han creado una tela empresarial, un lobby bastante importante, abusando de la desesperación ajena, y de la inutilidad de un SAE y un INEM, que son meras comparsas. Se han convertido en tan imprescindibles que, hoy mismo, se ha anunciado en la radio que dichas empresas recibirán una importante cantidad de dinero por persona contratada.
  • Punto 6: La conflictividad laboral da alas, y vida, a unos sindicatos (y Patronal, Confederaciones de Empresarios, etc.) que saben, no son muy populares hoy día. Y éstos, no tienen intención de defender al trabajador, o al desempleado, ni siquiera a las empresas, sino que viven de hacer política. De ser el ala propagandística de los partidos, según con el color con el que se identifiquen. La tela creada con los EREs no es ni lógica, ¿como se puede pagar a un sindicato por cada empleado despedido?. Pues ese es el chollo del que se han nutrido los aprovechados de turno.
  • Punto 7:  La creación de miles, y miles de academias que han recibido miles y miles de subvenciones, por dar cursos de FPO y FC. Ahora su nuevo chollo es el pelotazo de los idiomas. 
 Resumo aquí, en siete puntos, lo que el sentido común mío, y de muchos, nos dice que ha ocurrido con la escoria de mercado laboral del que somos víctimas. No hay nada nuevo bajo el sol, y esta entrada ni siquiera es una genialidad o algo técnico, pues la juerga la conocíamos antes de que estallara toda la crisis, otra cosa es que toda a Andalucía le importara un pito, con la esperanza de cada uno de sus ciudadanos, de poder ser colocados en cualquier empresa pública o administración por algún compadre. Pues ya entonces, las empresas aplicaban el látigo como pena constante, y fuera de ellas, se podía vivir de la sopa boba, exactamente igual que en siglo XVII. Pero sin artistas dignos de mención.


sábado, 14 de junio de 2014

Las bicicletas son para el varano.

 Los varanos son unos lagartos gigantes repartidos a lo largo del mundo y que pueden alcanzar algunos metros de longitud. Aunque he de decir, que los peores saurios del mundo los he visto en películas que se suponían, trataban de la prehistoria, y metía a los dinosaurios con los humanos en la misma época; siendo, por supuesto los primeros, lagartos a los que le habían pegado un cuerno, y con los que habían multiplicado descaradamente su proporción en la pantalla. Hay que decir que el bicho pegaba unos rugidos que se te caían los pelos, y se acababa peleando, y muriendo, contra el humano que solo luchaba con una simple lanza de madera...él sólo. Pero lagartones hay de todo tipo, sobre todo en la pequeña pantalla o en las redes sociales, y sobre todo, en partidos políticos. Pablo Iglesias es uno de la casta de los lagartones, lo quiera o no, junto a todos los inútiles que hay en el Congreso de los Diputados. Reptilianos republicanos, fachas, pseudopacifistas con los que no se puede opinar de nada para no ofender a nadie,  y reptilianos de tertulia televisiva, que son los que se han extendido como una mancha de aceite. Todos tienen en común una cosa: siempre están criticando al fútbol. Es lo correcto hoy día, los futbolistas cobran barbaridades, los actores no, los cantantes tampoco, ni los directores de cajas de ahorro arruinadas.

 Por favor, me encanta el deporte rey, y voy a ver el Mundial, porque me da la gana, y no hago nada malo. Y si es el pan y circo, o el puto opio del pueblo, no digamos de aquellos vividores que viven del cuento rosa de Tele 5 o del Corazón de Melón presentado por la Anne Igartiburu, donde se cuenta una y otra vez, como un bucle, repetitivo al extremo, las tonterías de la Pantojita y el impresentable de su novio. O aquellos vividores que se han enchufado en cualquier empresa pública o cobran el PER mientras fabrican carteras de cuero o asaltan Mercadonas, y piscinas municipales echándole huevos (y agrediendo) a una pobre trabajadora que osó a contradecir al imperio de lo correcto y de lo igualitario. Todos sin hacer el puto huevo, igual o menos, oye, que los futbolistas, que al menos, tienen unas habilidades, y ofrecen un espectáculo, que pocos pueden dar, por el mero hecho, de que Dios les ha dado unas habilidades, que al resto de los mortales nos han negado. Lo quieran o no, es como admirar la destreza de Goya en la pintura, o la de Ara Malikian con el violín, o a Sara Baras bailando, o a Quevedo con su ingenio, entre otros, y variando de épocas y arte. Porque todos tienen en común una cosa: su talento es innato. Y ni usted, ni yo, por mucho que aprendamos, no vamos a jugar como Messi, ni a pintar como Goya, ni a escribir como Quevedo, y de bailar, mejor ni hablo... Dicen las nuevas leyes modernas de los cursos de FPO, centros de reeducación de lo políticamente correcto, que todo el mundo sirve para algo, puede que sea real, y claro, también hay gente que sirve para todo, y otros que no sirven para nada. Aunque esto último, no sea acertado decirlo para los censores de lo correcto.

 En fin, quieran o no, el fútbol es arte, y aunque España haga el ridículo como hizo ayer con Holanda, siempre se puede admirar un espectáculo que nos reservan los mejores artistas del balompié mundial. Pero si son de lo políticamente correcto, no me escuchen pues, soy varón blanco, español, de entre treinta y cuarenta años, casado normalmente con la que fue mi novia de siempre, sin ser padre soltero, ni bajo el umbral de la pobreza. Y por supuesto me gusta el fútbol, porque me da la gana, y no tengo que darle explicaciones a nadie del puto opio, ni de porqué no me manifiesto en la calle por un futuro, que va a ser una mierda de todos modos. Porque claro, no toda la culpa va a ser de los políticos y los banqueros, ¿no?. Hubo un tiempo en que hasta los perroflautas tenían un Audi, y ahora, todos a protestar, y a criticar a los que vemos el fútbol con una cervecita. Que eso es lo correcto. Y créanme, vea el fútbol yo, o no, el mundo no va a mejorar, ni la prima de riesgo va a bajar, de eso doy fe, y alguna vez puedo llevarme una alegría, que en España, y Cádiz, concretamente, no es que abunden.



sábado, 7 de junio de 2014

El silencio de las chicharras.

 Llevo una semana tremenda de exámenes, todos seguidos, desde el martes hasta acá. Sin días de descanso, la UNED tiene esto, no es como las demás universidades, en que las pruebas están más espaciadas. En cambio, sales, francamente beneficiado a nivel de vacaciones, pues no te examinas en fechas tan tardías, o tan intempestivas, como principios o mediados de Julio. El tema es, que hace unos años, cuando empecé a trabajar, me decidí por estudiar algo que me gustara, por afición, y con la tranquilidad de no tener la presión de un estudiante estándar que se juega su futuro. Aquí voy a los exámenes gustoso, pero las neuronas ya no son las de hace diez años. Ya no me acordaba de estudiar, y hace tres años, empecé con cuatro asignaturas, el pasado con seis, y este año con siete. Se me ha ido yendo la pinza. Pues soy más chulo que un ocho, y enseguida, si la cosa ha ido bien, tiendo a abarcar más, y siempre caigo en el típico: No hay huevos... Y como dicho, si la cosa sale bien, conociéndome, el año que viene serán ocho.

 Como es evidente, en una semana de estudio, he buscado todo silencio posible, en una casa, la mía, que es normalmente silenciosa. Pero por las mañanas las calles del sur español, son como las del sur italiano, o las de Marruecos. Hay más ruido que en la sala de máquinas del Titanic. Entre los millones de paqueteras y camiones descargando, los dos camiones de butano de cada compañía, las sirenas de la policía, el tío de la furgoneta vendiendo picotas y sandías (al cual me entraron ganas de tirarle una maceta a la cabeza) con altavoces, la otra del tapicero de las narices, con altavoces y que suele pasar siete veces por la mañana, el de los melones, el de los tomates, el afilador, el niño de la propaganda del Carrefour, que es medio gilipollas, y siempre llama a mi telefonillo para que le abra, y además, con dos cojones, echa toda la publicidad en los buzones personales, solapando todo, en vez de dejarlo en un buzón, amplio y que tiene bien escrito, en grande: Publicidad. Y el que falta es el de los huevos, al que los vende me refiero, claro, que llama a mi puerta, para vender a la otra. Menos mal que el orco de mi vecina no es de dar mucho por saco. Y la furgoneta del tapicero, es que ya me persigue,  el otro día estando en Cádiz en coche, allí andaba el tío, detrás, con el altavoz puesto, y yo, con una barredora del Ayuntamiento delante mía, a treinta por hora, y sin posibilidad de adelantar. Esa furgoneta debe ser de la CIA (como bromeó un amigo) y que Obama, en realidad me espía, como a Merkel, por mi blog. Pero el ruido no es una cosa en la que uno se pueda librar tan fácilmente, pues puede acabar dentro de tu cabeza. Por ejemplo, uno sabe distinguir cuando una canción es una auténtica basura de la que no, pues es la que se te queda grabada en la memoria, y no hay manera de quitártela, a pesar de que lo estás deseando. De esas, hay demasiadas ya, en un mercado musical saturado de melodías chatarra, hecha en cadenas de montaje. Todas iguales. Por ejemplo, España lleva presentando en Eurovisión, desde hace diez años lo mismo. Pero es que el resto, igual. Por supuesto, esa canción que se te queda en la memoria, borrará a la que tenías antes, y sí te gustaba.

 Si ahora bien, usted pretende creer que el campo le va a librar de los ruidos, tal vez se equivoque. Recuerdo como en La Sauceda, en pleno parque natural, y en lo más profundo del bosque de Los Alcornocales. En pleno verano, lo mejor era estar metido en río (frío como el hielo). Debido al calor y a la humedad, casi tropicales que hay en las sierras del sur de Cádiz. Pero tanto de día como de noche, había más ruido que en plena Gran Vía de Madrid; pues en las horas de plena canícula, las chicharras dejaban sordo a todo hijo de vecino, el ruido era constante, y muy fuerte. Cuando empezaba a anochecer, la cosa se relajaba, y era cuando mejor se estaba en el bosque, fresco, y en silencio...pero sólo unos minutos. Luego, llegaría la hora de los bichos, los grillos no paraban, los búhos, y sobre todo los cárabos, eran el coro de navidad de Montserrat Caballé, los cerdos, vacas, ciervos, tejones, ginetas, mangostas, serpientes...de todo pasaba por al lado de tu refugio, y de todos te enterabas. Total, que si usted quiere el silencio más absoluto, váyase a un partido del San Fernando, estará solo en la grada. Y podrá estudiar, o leer, tranquilo lo que le plazca, por el fútbol no se preocupe, ya se sabe el resultado a la entrada: el San Fernando pierde.