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viernes, 6 de mayo de 2016

Trabajar por placer.

 Excluyendo a los  voluntarios por algo, ya sea un grupo ecologista, una asociación contra el cáncer, contra la pobreza, una cofradía, un equipo de fútbol, un partido político, o lo que sea, pues son gente que trabajan por causas mayores a su propia individualidad; pregunto a todos los presentes, y que me levante la mano el tonto del haba que se levanta temprano, vuelve tarde a casa, o hace alguna guardia nocturna, y lo haga por el más absoluto de los placeres. Y vamos a separar la paja del grano, habrá gente vocacional que me diga que su trabajo le encanta, pero una cosa no quita la otra, porque unas son horas laborables, por mucho que uno disfrute (que ya es una lotería, en España, trabajar en lo que te corresponde), y otra muy distinta las festivas. Porque al fin y al cabo, el placer consiste en estar tomando unas tortillas de camarones acompañadas de unas cervecitas en una terraza con los amigos. Estar tumbado en la playa, pasar un día en el campo, o irse directamente de juerga. Allá cada uno con sus gustos y aficiones.

 Ésto viene a colación porque el otro día en una aplicación de móvil que tengo, que es además página web, y que en teoría sirve para encontrar trabajo (timojobs...), resulta que al presentar tus solicitudes para los "millones" de empleos que se ofrecen -muchos de los cuales, sospechosamente, salen y una y otra vez, como los del mundillo comercial- resulta que ahora se ha puesto de moda el dichoso cuestionario de turno en el que te preguntan experiencia, y si has trabajado en el sector y cosas por el estilo. Pero el premio bastinaso de oro se la lleva la típica cuestión de: ¿y usted por qué quiere trabajar en nuestra empresa o en dicho sector?. He de decir que a lo primero contestaba con la típica retahíla de "porque es un sector y una empresa por la que siempre me he sentido atraído" y falsedades varias. Visto que la cosa se ha puesto de moda, y que echar un curriculum es más coñazo que las aceras de la calle Juan de Austria, ya respondo rápidamente aquello de: "por placer..." Y no pongo el no te jode...porque ya es faltar mucho al respeto. Aunque no llegaría aún así, al nivel de ellos. La última pregunta en cuestión, que contesté así, fue para una empresa funeraria. ¿Acaso esperaban en dicha empresa, o en una que se dedica a limpiar váteres, que de verdad uno echa una solicitud de empleo en un sitio así por vocación?, ¿o por puñetera necesidad?. Vamos, no me jodas. El grado de estupidez supina de la pregunta ya es que roza el insulto a la inteligencia y la falta de respeto por el desempleado de turno. La hipocresía que maneja el mercado laboral, y en concreto, los departamentos de recursos humanos de muchas empresas es digno de la mayor tontería y encorsetamiento social desde la época victoriana. Y más en un país, como el nuestro, donde hay estadísticas de que el 81% de los empleos se encuentran por enchufe. La noticia es literal, no me la he sacado de la manga. Imagino al típico ingeniero con tres másteres, uno en Kentucky, otro por la Politécnica de Michigán, y el tercero por la Universidad Complutense, diciendo, que bueno, yo he hecho todo ésto, y mis padres se han gastado tal pasta (cuando no la ha trabajado él mismo para poder pagársela), y que tiene el C2 de chino mandarín, además de hablar ocho idiomas más, diciendo aquello de que lo que realmente le interesaba en la vida era acabar vendiendo seguros a puerta fría.

 Toda la farsa que conlleva todo este ritual de entrevistas, cuestionarios y demás, es como la cocina de los programas de la televisión. Mucha pamplina de emplatado, de creaciones hecha con un soplete, miradas de superioridad, falta de compañerismo, pisoteo a los demás, broncas donde brilla por su ausencia el respeto, y donde se debe de contestar al jurado de turno como los reclutas de un cuartel a su sargento. Mucho endiosamiento, mucha falsedad, muy bonito todo, para al final acabar con un plato cuadrado y una bazofia mínima en el centro. Con las selecciones de personal es igual, mucha traba, muchas falsas personalidades, demasiada corrección política en lo que decir, para al final, si tienes suerte, acabar entrando, a trabajar con un sueldo de seiscientos euros, cotización mínima, y puesto laboral inferior al que realmente realizas. Mucho plato para tan poco pescado. Mucho lerele, y poco larala, como se dice por aquí. Si tienen la veintena de años, y me están leyendo, permítanme un consejo: metánse a militar o a la Guardia Civil, y creánme, no soy de ninguno de los cuerpos mencionados, pero le aseguro, que pese a la fama, soportaran menos tonterías que en la calle.