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sábado, 31 de mayo de 2014

La esquina de la Calle Palos

 La calle Palos de Huelva, que desemboca en la plaza de Quintero Báez, y que se encuentra situada tras el Ayuntamiento, es una de las calles más populares en el imaginario de la ciudad choquera. 

 - ¿Para que calle vas?
 - Para Palos.
 - Para palos, los que te vamos a dar a ti. 

 Esto que era válido para la calle, más bien se aplicaba (con mucha guasa) a los chóferes de los autobuses de Damas que iban para dicha población. Y que por mor del demonio, la empresa mencionada, a 2.014, tras haberse descubierto Google, Wikipedia, la realidad virtual, los gigabytes, terabytes, pantallas táctiles...resulta que aún no hacen uso de los luminosos que indican la ruta ni el número. Ni siquiera un pobre cartel impreso. Lo que obliga a los chóferes a decir en voz alta la ruta, con la consiguiente respuesta del personal presente. Ahora bien, sobre la mencionada calle Palos, hay otro dicho, más popular entre los habitantes más veteranos: Eres más viejo que la esquina de la calle Palos.  Cosa que ya es mentira, por cuestiones del desastre urbano de una ciudad que no ha cuidado su patrimonio, la esquina, no es que no sea vieja, sino que es más nueva que muchas de las de alrededor. De hecho, enfrente hay un Telepizza, donde debiera haber una vieja casona del XIX. 

 ¿A que viene esto?. Se preguntaran ustedes, ¿echa de menos Huelva?, o ¿tiene antojo de hamburguesas de la Plaza de las Monjas?. No. Sino, que me hago más viejo que la esquina de la Calle Palos, y los años, cada vez, van más rápidos. El primer palo me lo llevé hace ya un buen puñado de años, unos ocho más o menos, cuando uno de mis amigos de toda la vida, del barrio, entró en la Guardia Civil, que tiene su más ferviente cantera en Cádiz. Entonces, cuando vino a descansar unos días por estas latitudes, me comenta, que hacía días tuvo que detener a unos críos en un instituto, y se dio cuenta, de que ya no le atraían las alumnas, sino las profesoras (¡?). Primera en la frente. Los dos, en aquella conversación, nos dimos cuenta de que ya, la etapa de estudiante juerguero había pasado, y que mejor empezar a cambiar el chip, para no acabar como el típico pureta desvariado, que todos hemos mirado en las discotecas con sonrisa de pena. Y que se encontraba, claramente, descolocado. O colocado, según se mire...(Preguntar a la Policia Local).

 La otra patada en la boca la recibí hace unos días. Si hace unos ocho años, mi amigo y yo no nos paramos a pensar en la cuestión, más de lo que era necesario, y seguimos bebiendo. Ahora, que uno es más reflexivo, y viendo la tele con mi mujer, ella me pregunta de futbolistas de los que muchos no sé responderle, y yo le pregunto que quien narices son estos actores o los otros, e igualmente, no me sabe responder. Así, que aplicando el método empírico de Hume, he sacado dichas conclusiones, en varios puntos:


  • No conozco a nadie del mundo actual de la música. Desde hace años escucho lo que escuchaba en los noventa y en el cambio de siglo. 
  •  Empiezo a desconocer a muchos futbolistas; y es que todos, son más jóvenes que yo, salvo los más veteranos. Y lo que es peor, cuando me junto con mi padre, o alguno de mis amigos, lo que hacemos es contar batallitas futboleras de partidos de los años de la polca, de jugadores como Butragueño, Zidane, Schuster, Seedorf, Rivaldo...
  •  No conozco a la mitad de los actores y actrices del momento, me quedé en Richard Gere, Sean Connery, Julia Roberts, entre otros. Todo lo más en Scarlett Johansson  como lo más moderno. 
  • Cuando quedamos los amigos, contamos batallitas de los trabajos, de los niños (los que son padres), o lo que es peor...de los tiempos mozos. Eso, ya es caer bajo.
  • Uno piensa, a veces, y con cantidades grandes, en pesetas, después de diez años de euros. Es más, tu sobrino, el MAYOR de todos, te pregunta que moneda era esa que te has inventado.

 En serio, presento mis disculpas, porque iba a hablar de Podemos, y la cachetá sin mano que se han llevado los oligarcas del PPSOE, o de la décima del Real Madrid, y del pobre Atleti, o de la proximidad de un Mundial hecho a medida para que gane Brasil, o de Ucrania, de Venezuela, de los disturbios de Barcelona, de la maldición de Bela Guttman...pero macho, más me ha dolido darme cuenta, que las canas no son ya un exotismo en edad juvenil, sino, que ya, empiezan a tener su razón de ser. Quien volviera a los noventa, y a la peseta...y sobre todo, quien se comiera un bocadillo de choped con ali oli, y no fuera para las moyas, que esa, es otra...Porca miseria.

Plaza Quintero Báez de Huelva, al fondo, la Calle Palos.

sábado, 24 de mayo de 2014

El tornillo básico.

 Hay una película, puerca donde las haya, que se llama Instonto básico, o al menos, así creo que se llama, porque ya ves al protagonista y tiene cara de tonto del haba (aunque todos recordemos, especialmente, una escena con la que se te queda ese rostro). Pero de guarradas no va el blog, sino de gilipollas, que en España abundan tanto como los salidos; y ambos destacan desde la lejanía más absoluta. Perceptibles desde la Estación Espacial, como dicen que se ve la Gran Barrera de Coral australiana. Ahora bien, otro sujeto, tan abundante en nuestra noble nación, como los estorninos y cotorras argentinas en el casco antiguo de Cádiz (la especie se llama así, no es xenofobia), son los chapuzas. Y estos últimos arreglan las maquinarias de tal modo que lo que va bien, lo tocamos, para que la cosa quede "mejor". Y por supuesto, deja de funcionar. Siempre se mete un tornillo donde no debe, o lo saca de algún sitio básico. Tan típicos como los Toros de Osborne.

 Pero el engranaje de una maquinaria no tiene porque ser literal, mucho de nuestra sociedad tiene una mecánica con sus piezas especializadas y articuladas, y el más mínimo fallo, puede llevar al colapso. Desde las pandillas de chiquillos a los chorizos del Congreso, que son peores para el corazón que los de la pringá de berza, con colesterol del malo incluido, están organizados en tribus. En un mundo de seres humanos que necesitan formar manadas por narices, se forman asociaciones de todo tipo y de todo calibre, y todos se sienten felices de pertenecer a un gremio, como el que pertenece a una tribu. Y claro, tu creías que eso lo habíamos superado en el Neolítico, pues no, simplemente se ha perfeccionado. Y ahí tienes a los grupos políticos, asociaciones de alcohólicos, frikis de Manga, heavys, funcionarios, cofrades, sindicalistas, grupos ecologistas, brokers, comunidades de vecinos, equipos de fútbol, pandillas de amigos, etc. entre las millones y millones de sociedades mundiales. Que como manadas de simios corren para defender a su plátano. Felices de hacerles caso al chamán de turno. Viva la soledad y la independencia. Creanme, serán más felices, se calentarán menos la cabeza, y no tendrán que defender ningún estatus social. No obstante, y a pesar de la variedad grupos y estratos, sean nuevas o, por el contrario, añejas y de prestigio, o bien estables o bien como una caldera; todos tienen algo en común, siempre hay uno nuevo que viene y lo jode todo. Y digo lo jode, y no lo fastidia, o lo echa a perder, porque no sería lo correcto, quedaría corto, en la devastación del Imperio Romano establecido. 

 Sería en conclusión, y para no enrollarme más, del siguiente modo:

  1. Por casualidades del destino se van los mejores del lugar.
  2. Persona excesivamente diplomática, y con afán de liderar, mete en el grupo a todo bicho raro que orbite por el espacio exterior a la pandilla o asociación. Ese es el chapuzas.
  3. Uno de los bichos raros resulta ser un acomplejado, cateto y resentido que todo el mundo se ha metido con él, menos tú. Que eres el primero que lo respetas de verdad.
  4. El tonto del nabo del punto 3, que es el tornillo que empieza a virar del peor modo, resulta que la toma contigo, y vuelve a todo el grupo contra ti. Al final, en todo lo que digas, tú eres malo, y el lo que hace o dice, es porque él es así. 
  5. Los carajotes toman el poder, y se hacen dueños de la moral absoluta del reino o la república independiente de Juanito.
  6. Como te importa un pimiento el grupo, lo abandonas en medio de una gran bronca general dentro de la asociación (al final se acaban apuñalando por la espalda unos a otros). Es la decadencia del grupo, de la civilización, o lo que sea. 
  7. Hace años que ya no sabes nada de nadie, salvo que el subnormal ha logrado dinamitar el grupo, y ha hecho que cada uno tome su camino.
 No sé si queda muy claro, o es excesivamente abstracto, pero al final, no sé como, me la apaño para decir lo mismo de siempre...que manía le tengo a los que tienen pintas de tontos. No hay nadie que te joda más un día, un verano, o la propia vida.



Que nadie se ofenda...esta es la cotorra argentina.