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viernes, 24 de agosto de 2012

Mi tio el de la Junta.

 La mañana es soporífera, típica de verano, y menos mal, prefiero que sea así, a que me estén dando por saco, que suele ser lo habitual. Sólo el canto de la Tórtola y el chapoteo de una piscina cercana, hacen compañía. Tengo un trabajo en el que me paso la mañana escuchando la radio, y mientras el calor me derrite los sesos, pese a que estoy en la sombra (hoy rozamos los 37º), puedo saber la hora que es por el orden en el que ponen los anuncios, pues siempre ponen los mismos en los mismos momentos. Los hay con gracia, y una mayoría que son para echarles de comer aparte. Pero hay uno con el que, diréctamente, me quito los cascos cuando empiezo a escuchar las primeras palabras del mismo; es de una de esas típicas cajas de ahorro que nos han llevado a la ruína. Y sólo el anuncio habla del concepto ciudadano de la vida, e interior, de éstos entes que gustaban de jugar al Monopoly en época de bonanza. La cosa versa así, más o menos:

 - Hola Manolita, ¿a donde vas?.
 - Hola Perica, voy a CajaPocero a ver si puedo ingresar mi dinero (o a pedir un préstamo, no recuerdo).
 - Ah genial, porque mi hermano Juanito, el que trabaja en la Junta, me ha dicho que es un banco genial, y que lo que reina allí es el sentido común de la gente del campo (o sea, de los que cobran el PER y asaltan supermercados, a la vez).
 - Pues mi tio, el catedrático, que tiene una cuenta allí, me ha dicho también que es genial. ¿Pero puede hablar tu hermano para que te recomiende dentro de la Caja?.
 . Nooo Perica, que en éste banco son gente sencilla, que hablan contigo de manera llana (o sea, con mala educación). Y no hace falta recomendacion alguna.

...el anuncio sigue un rato por los mismo derroteros...

  Con anuncios como éste, se palpa como de gilipollas somos los andaluces, que protestamos de los falsos ERES, pero queremos el mismo trato para nosotros cuando se nos tercia la oportunidad, dándoles juego a éstos mafiosos que, a pesar de la ingente cantidad de dinero que hemos recibido desde hace más de 20 años de la UE, todavía seguimos siendo la primera potencia del norte de África, y no la soñada California de Felipe González; aunque éste último se debió equivocar, y no pensaba en el estado norteamericano, sino en la Cuba de Batista: putas, camareros y limusinas a mogollón. Es ésta, la España del enchufe más puro, que vive de las recomendaciones de su tío de la Junta, que será otro enchufado a dedo, que o bien pertenece al PSOE, a UGT, o se dedica a asaltar supermercados mientras cobra el PER. Y es que la política está metida aquí por los poros, sino perteneces a ningún partido, ni lames los suficientes culos, no eres nadie. Pero que no me tachen de partidista, pues ni Valencia, ni Murcia por ejemplo, se libran por votar al PP. Que han tenido que pedir rescates, mientras proyectaban un aeropuerto sin aviones, o una linea de metro en Villacascajo de Arriba, que tiene sólo 50 habitantes. Así que, por favor, no me vengan diciendo que Merkel y los "mercados" son más malos que un Trabant fabricado en China, que lo que pasa, es que no son tontos del haba. Pero no se preocupe, caiga España con todo el peso de la economía mundial (detrás nuestra caen el Euro, el Dolar, la libra, el yen, el yuan, las coronas, los pesos...), ellos seguiran tranquilos, cobrando sus sueldos, que mira por donde, ya no podrán cobrar más de 500.000 euros, porque sino, las criaturitas se van a quedar sin comer. Pero eso sí, racaneamos la ayuda de los 400 euros a los parados, porque entonces, no va a llegar tanto dinero para los distintos aparatos de los partidos. No podremos patrocinar fundaciones, empresas públicas, sindicatos, ni asaltos a supermercados. Pero voy a ser benevolente, propongo una idea, estoy de acuerdo, los bancos y los sindicatos, los pagamos entre todos los españoles, pero entonces, que sean propensas a presentar candidatos para ser votados entre todos los ciudadanos; porque ya que pagamos por estas mierdas, que por lo menos nos den opción a elegir.



viernes, 17 de agosto de 2012

Entrevistas de trabajo

 Pocas farsas tan grandes como una entrevista de trabajo, al menos aquí en España, donde todo el mundo sabe quien va a entrar por enchufe. Sin embargo, muchas empresas optan por hacer un paripé digno de cualquier obra de teatro; donde los entrevistadores actúan a sabiendas, y los candidatos, creyendo que tienen alguna posibilidad. Soy licenciado en cursos donde te enseñan que decir en cada entrevista, y cómo afrontarlas, y la conclusión es la de siempre: en cada lugar dicen una cosa distinta, y muchas contrarias las unas a las otras. Por lo que lo recomendable es tomárselo con filosofía, y afrontar del mejor modo el "alea iacta est" (la suerte está echada). No obstante hay puntos comunes, entre ellos, un descubrimiento insólito por parte de los entrevistadores: nadie ve el fútbol, ni Gran Hermano, sino los documentales de la 2. Entre otros hallazgos interesantes sobre la costumbres de los españoles se encuentran: el gusto por trabajar en equipo, la práctica común de hacer deporte (sillonbowl), por vestir con chaqueta y corbata, por no fumar en horas de trabajo, tampoco gustan en nuestro país unas vacaciones, que se suelen denominar como aburridas, una capacidad de aprendizaje digna de genios, y sobre todo, a nadie le interesa lo que va a cobrar. Porque todo español trabajamos por amor al arte, y por pura vocación, por ejemplo, como celador de una fábrica de cajas. 

 La única crítica que hago a los entrevistadores es la exigencia de un tipo de trabajador demasiado "perfecto". Para al final, colocar al primo del jefe. Que suele ser un inepto que no sabe ni manejar ni la máquina de café. Pero hay que decir en su favor, que los entrevistadores son igualmente de mandados que los currantes, y hacen lo que les viene impuesto desde arriba. Sin embargo, si la cosa es honrada, y se evalúan de verdad a los candidatos de manera limpia (que es algo como ver el rayo verde en el mar), éstos trabajadores se juegan el pescuezo si apuestan al caballo equivocado; pero en cambio, no reciben ninguna palmadita en la espalda si aciertan. Yo que siempre divido el mundo en dos, distingo dos clases de entrevistadores, según mi experiencia:

 - El psicólogo: que es aquel entrevistador tipo Jesús Quintero, pues hace la entrevista de trabajo jugando con los silencios, de tal modo, que busca que el entrevistado hable más de la cuenta para que así cometa un error. Es éste el tipo de trabajo por el que merece la pena sudar sangre, pues seguro que tiene buenas condiciones. Además suele estar asociado a varias entrevistas, y alguna que otra prueba.

 - El comercial: es aquel que te vende el puesto de trabajo como algo maravilloso, en el que te puedes organizar tú mismo, con sueldos enormes y en el que todos tus compañeros son increíbles, siempre dispuestos a tenderte la mano y a pasarlo bien. Normalmente, éste entrevistador, no se calla ni bajo agua, y casi ni te deja hablar, salvo en escuetas preguntas. Y es un puesto que te ganas en la primera entrevista, sólo tienes que aceptarlo, así de fácil. De repente, te conviertes en un crack, en el candidato ideal. Pero créanme, ya he tenido varias de éstas, y los puestos de trabajo que ofrecen, normalmente, son de tipo comercial, con contratos mercantiles (donde no tienes derecho al paro si te despiden) y tus sueldos dependen de las comisiones. Y si no vendes, no cobras, así de sencillo. Mi recomendación es, que cuando veas al colega hablar sin parar, levantarse de la mesa, y decir, sencillamente, no me interesa, por muy desesperado que esté uno. Pues, o bien te explotan como a un esclavo, o bien te choricean dinero...o las dos cosas a la vez.

 Hay otro tipo de acceso, muy bien intencionados por parte de la administración, pero muy aprovechado por los empresarios más rateros del orbe, que normalmente suelen ser españoles...o chinos. Me refiero a las prácticas de empresas a las que te puedes apuntar si estás dado de alta en el paro. Suelen ser gratuitas para el empresario, y para la administración, por lo que quiere decir que no cobras un duro. Es más, te cuesta hasta dinero trabajar, pues debes pagarte hasta el transporte. Y normalmente, suelen ser en verano (que casualidad); época en la que los trabajadores contratados se van de vacaciones. Por lo cual, ya sabemos a que vamos, sino a sustituir, de modo muy económico, a las vacas sagradas de la empresa. Y olvidense de quedarse, que ellos ya tendrán a sus enchufados en cola. Puede uno aducir al aprendizaje. Pero prefiero coger una escoba o poner cemento, a reírle las gracias a cuatro explotadores, y a cuatro consejeros de turno que se forran a costa de los parados. Y olviden el aprendizaje, el trabajo en equipo y los documentales de la 2, que al fin y al cabo, lo que busco es dinero; sino que trabajen los romanos, que tienen el pecho de hojalata.


Mejón nos vamos a callá...


sábado, 11 de agosto de 2012

Parque temático en casa

 En tiempos, como los actuales, en los que toda la música viene prefabricada, los políticos son cada vez más mediocres, en el cine todas las películas son parecidas o, por ejemplo, el arte es un concepto "abstracto", se echa de menos aquello que antes llamábamos imaginación. Sinceramente, no creo que sea casualidad, si existiera algún aparato para medir la creatividad, entonces, y estoy seguro de ello, tendríamos un resultado crítico en comparación a la de nuestros padres, en sus tiempos. Hoy día, todo lo que tenga que ver con la agudeza está en peligro de extinción, y puede deberse a varios factores, que van desde el uso excesivo del televisor o los videojuegos a las, cada vez, más penosas leyes educativas, que se dedican a crear un mundo perfectamente uniforme, sin elementos que sobresalgan por su valía, pero que en cambio, apuestan por etiquetar a los alumnos para el resto de su vida. Como por ejemplo ocurre con los PCPI, cursos para aquellos que no han llegado a terminar la enseñanza obligatoria, cuyos alumnos están señalados para el fracaso durante el resto de sus vidas. 

 Sin embargo, no he venido para opinar de leyes educativas españolas, con las cuales, sinceramente, no sabría por donde empezar, porque es como una patera agujereada, cada vez se hunde más. Pienso, que la falta de ingenio en éste mundo se debe a los hogares actuales, y a la forma de educar a sus hijos. Partiendo de la base de que todo el mundo hemos jugado con nuestros sobrinos, nietos o hijos; he de decir que hoy día los niños no saben jugar sin sus mayores. Y es que voy a ser sincero, me jode el crío que está todo el día dando por saco al adulto de turno, porque sencillamente, es incapaz de jugar sólo. Es una cosa que cada vez observo más. Cuando precisamente, yo recuerdo, en mi infancia, que mis primos y yo, cerrábamos la puerta de la habitación, o nos íbamos a la calle, para que ningún adulto nos vigilara. Hoy es al revés, todos los adultos del entorno tienen que andar haciendo el carajote para que el niño de turno no se aburra, y asimismo, los adultos no dejan en paz al niño cuando éste está jugando sólo. Lo llaman, y lo invitan a jugar constantemente, y cuando el adulto no tiene ganas de juerga, pero el niño sí, entonces es que el crío es un coñazo, no un malcriado. Hay que hacer de la casa un parque temático infantil. Ésto lo llevo viendo desde hace tiempo en muchas de las familias de amigos que conozco. Y creánme, sin que tenga una experiencia notable con los niños, sí he aprendido a decirles a éstos adultos que, por favor,  dejen en paz a la criatura cuando está a su bola, que no es un juguete para cuando estamos aburridos. Si hay algo que caracterizó mi infancia fue la presencia de numerosos primos, por ambos lados de la familia, y con varios estratos de edades, siendo yo, de los más pequeños. Recuerdo, como si fuera ayer,  aquella lapidaria frase que algunas de mis tías, o mi madre, nos decían a los más enanos cuando dábamos la brasa: Dejad a los mayores tranquilos, los niños con los niños, y los mayores con los mayores. Y así tiene que ser, con más razón que un santo.  Ésto valía también, entre primos de distintas edades. Aún me acuerdo, de cuando tenía alguna cena o comida en casa de algún amigo de mis padres, y éstos no tenían niños. Entonces, me llevaba uno o dos juguetes, o algún libro (cuando era más mayor) y con eso me apañaba todo el tiempo, sin aburrirme. Hoy sería impensable, todos estarían haciendo el cenutrio para que el crío no se sintiera sólo. 

 Ésto que parece baladí, es algo a tener muy en cuenta en la educación de unos hijos. Porque con tanta dependencia del adulto, hoy día, los críos no saben hacer la "o" con un canuto. Es algo que observan distintos profesores de secundaria, los cuales viven de cerca en las excursiones, como sus alumnos son incapaces de separarse de ellos en una ciudad ajena, ¡con 16 años!. Cuando en mi clase de EGB, recuerdo que nos dejaron sólos en Toledo o Segovia, en la excursión de octavo, con 13 años. Cierto es, que alguno se perdió, pero todos aprendimos a movernos, por primera vez, por un sitio extraño, y a buscarte la vida. Pues a partir de entonces, todo sería así. Con las circunstancias actuales los niños carecen de imaginación, que es sustituída por la del adulto. Pierden asimismo, libertad, curiosidad, y la posibilidad de experimentar con cualquier cosa que se vayan encontrando. A ninguno (según por edades) les vendría mal que les picara alguna avispa, caerse de una bici, o perderse, durante un rato, en alguna calle. De la experiencia se aprende. Así, es como uno asimila a no contradecir a los adultos, y a resolver problemas que te pueden ser útiles el día de mañana. Quien a aprendía a imaginar, aprendía a solucionar. Eso es todo...amigos.
 

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A todo crío le vendría bien un ratillo de intimidad, y un sitio donde refugiarse.




viernes, 3 de agosto de 2012

La muerte a pellizcos

 De entre todas las inquisiciones que hubo en el mundo, y dicho sea de paso, la española no fue la peor, sino la que más duró, no sé si hubo alguna que inventó aquello de la muerte a pellizcos. Si así fuera, sería una de las torturas más agónicas de las existentes. De todos modos, en Cádiz se dice mucho eso de la muerte a pellizcos cuando algo es lento, con un final fatídico asegurado y sin remedio alguno. El ejemplo más claro es el de la economía española, para que me entiendan, tanto rollo, tantos recortes, para que al final nos vayamos a la mierda igualmente. Es eso lo que aquí se le llama la muerte a pellizcos. No se crean que la expresión viene de antiguo, sino que debe de tener, todo lo más, medio siglo, sin embargo, no hubo una tan correcta para remarcar una situación. 

 Yo creo que todo hijo de vecino ha vivido alguna vez una situación, que por mucho que uno haya intentado evitar un mal final, por narices, éste ocurre. Y como siempre, de un modo todavía peor al que pensabas. La respuesta es sencilla: Murphy siempre gana. A perro flaco todo son pulgas y a siempre los mismos nos crecen los enanos si montamos un circo. Todas éstas expresiones son buenas para especificar una serie de circunstancias en las que al final todo sale mal. Aquel curso en el que suspendes aquella asignatura después meses de tortura y estudios, pero que lo veías venir. Aquel objeto uniforme o no que tiende a caerse, y por mucho que te quedes mirando, o intentes frenarlo, al final, se cae, del peor modo, y rompiéndose a trozos. Aquel objeto que siempre llevas encima "para que no se pierda", y acaba perdiéndose. Esa situación con el agua al cuello en el trabajo, en la que por mucho que te esfuerzas, al final, siempre te acaban largando. Aquella competición deportiva, en el que vas primero, y te das cuenta de que te alcanzan, y por mucho que hagas, al final, todo lo más quedas segundo. Todas estas circunstancias tienen en común el hecho de saber de que de algún modo u otro, la vas a fastidiar del modo más tonto. Y lo peor, es la cara de tonto que se te queda, y la sensación de que podías haber hecho algo más...o haberlo hecho antes. Porque sí, en éstos casos, todas las soluciones llegan tarde. Ejemplo: España tenía que haber hecho recortes hace cuatro años, según los economistas, pero ahora que los hace, llegan tarde, y no sirven de nada. De hecho, son hasta peores que los que hubiera hecho cuatro años antes.

 Así pues, y en vista, de que en ocasiones el destino parece estar escrito para algunos, lo mejor es tomárselo con filosofía, pasar tres kilos de todo, y sobre todo, no esforzarse. Ni cabrearse. Porque al final, si tiene solución, ya llegará cuando menos te lo esperes. Si ésta es fácil, sabrás solucionar todo sin problemas. Pero sino hay remedio posible, ¿para que enfadarse?, es mejor verlas venir, situarse en primera fila, o esconderse, según opción personal, porque para tener la misma mierda, más vale tomárselo con calma. Por último, un consejo de Homer Simpson: "Hijos os habéis esforzado, ¿y para qué?, para hacer el ridículo. La moraleja es: no os esforcéis".