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viernes, 6 de marzo de 2015

Polifemos contra Galateos.

 Bendita España de Real Madrid y Barcelona, de jartibles del carnaval contra los de la semana santa, la piel de toro que se divide entre rojos y azules, y los que dividen el mundo en dos (como yo), y los que no. Ahora propongo una nueva distinción, a rivalizar por los dos maestros de la literatura que en sus tiempos llegaron a ser verdaderos enemigos: Quevedo y Góngora. Del primero queda la famosa poesía de erase un hombre a una nariz pegado que ha pasado a la posteridad. Del segundo sabemos que también contestó, y que asimismo se anduvo "suave", pero claro, ni la mitad de los lectores entendieron el insulto entre tanto barroquismo. Por eso en España, país de grandes escritores, tantos, que ha tenido un Siglo de Oro, otro de Plata, y que puede tener otro de bronce con los grandes autores de hoy día, se hace cada vez más patente la necesidad de dividir en dos bandos rivales a unos y a otros, entre quevedistas y gongoristas. Que es la versión española de bilardistas contra menotistas.

 Los primeros son más fáciles de entender, con fina ironía y sarcasmo, en fin, lo que se diría unos cabrones en potencia, pero que escriben para el gran público, sin grandes alardes, para que todos les entiendan. Los segundos, serían unos repipis pedantes que redactan mejor que los anteriores, pero que la lectura de sus libros están solo al alcance de una serie de mentes privilegiadas, grandes dominadores en el uso del castellano cervantino. Los primeros, pueden vender y ser hasta ser Best Seller (perdón por el anglicismo), los segundos, se conformarán con ser reconocidos entre la intelectualidad universitaria y periodística de opinión, en pos de lograr considerarse mejor que el resto de los pobres mortales como somos nosotros, usted y yo, querido lector, que somos igual de tontos que un neardenthal por no entender los polisíndetones, hipérboles, metáforas o paradojas literarias. Lo peor es que los hay que escriben de tal modo que su argumento es del todo ininteligible, y si a eso le mezcla los "palabros" barrocos, y las figuras literarias, entonces amigo, es que vamos del todo jodidos. Ese libro pasará a ser cañón de pata de mesa coja (aunque con tanto Ikea ya no hay ni patas en los muebles), porque seguramente no seas capaz de pasar de dos capítulos sin caer en los sueños de Morfeo, perdón por la pedantería, quería decir, quedarte roque del todo. 

 Los gongoristas vivirán felices con sus presentaciones de libros suyos y de "amigos" en los que también resaltará su obra, para empequeñecer a la de su discípulo, y verán como todos les limpian el culo. ¿Que esperaban?, en un país donde se endiosa a cocineros que te venden en un plato cuadrado una tosta de choped deconstruído con reducción de ali oli de abuela, como una obra de arte a considerar, es una nación donde se hacen estatuas doradas a falsos dioses de la pedantería, perdón, quería decir que la gente tiene mucha tontería. Por suerte, quedan muchos siesos que gustan de escribir claro a paletos ignorantes como yo, y la gran mayoría, y llegarle a la gente media. Y además, por cierto, estos y todos los demás, somos de cazuela de barro llena de fabada. Que conste en acta.