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sábado, 26 de mayo de 2012

Los "buenos" también tienen algo que ocultar.

Aunque éste sea un blog de opinión, hoy el asunto va a requerir un poco de historia; aunque eso sí, y aviso para navegantes, no es objetiva, sino que remarco mi punto de vista sobre un sistema político, que si bien ha sido el menos malo de los que hemos tenido, también ha "gozado" de puntos negros y extremismos que, directamente, no han convenido que se contaran. Dice la sabiduría popular, que a veces no es muy inteligente, que la historia la escriben los que vencen. Y en éste caso concreto es así. Estamos acostumbrados a escuchar las historias terribles de la extrema derecha e izquierda, con sus campos de concentración, exterminio o trabajo. Las maldades que se cuentan de Auschwitz en la Alemania Nazi o los Gulags siberianos en la antigua Unión Soviética nos dejan, sencillamente, sin palabras. Después de los juicios de Nuremberg, el sistema anglosajón de capitalismo intenta atraer a la población europea continental, y es actualmente, heredado de aquellos tiempos, la forma de organización política que nos ha quedado. Por aquellas, el sistema de mercados trataba de atraer al personal, con la fórmula de libertad y consumo, algo que no existía en el sistema soviético. Éste último era, realmente una amenaza para nuestra sociedad de consumo, que se presumía ser mejor que la rusa. Pero desde la caída del Telón de Acero, y la desaparición definitiva de todo extremismo de derechas, el capitalismo se ha mostrado como realmente es. La ausencia de un enemigo que pudiera convencer a sus obreros de que hay otro sistema que "los defiende" marca un punto de inflexión hacia la obtención del máximo beneficio posible. Ya no hay miedo a las revueltas, todos están "contentos". Y de ello, ha derivado la actual crisis, que no es otra cosa, que un akelarre económico en el que faltan todo tipo de escrúpulos. Tal vez convendría saber un poco de historia, para recordar a los neoliberales que el capitalismo también tiene extremismos, y que no es la única que puede rezar de ser un corderito que trata bien a sus ciudadanos. De ejemplos está la cosa llena, desde la revuelta de las minas de Riotinto, a las malas condiciones laborales de las fábricas del XIX. Pero me pararé en algo poco conocido, y que va a llamar la atención: las salitreras del norte de Chile.

 Ahí vamos a romper un primer mito: el capitalismo nunca ha tenido campos de trabajo o de concentración. A los ejemplos me remito. Y voy a demostrar como dicho sistema también tiene extremismos tan temibles como los de izquierda o la derecha. Viajamos, imaginariamente, al norte de Chile, más concretamente al Desierto de Atacama. En éste país, tan largo como estrecho, se encuentra el desierto más árido del mundo; aquí hay zonas en las que puede que no haya caído una gota de agua en cien años. De hecho es uno de los lugares que la NASA escoge para hacer experimentos con bacterias, para en un posible futuro, lograr colonizar un planeta poco acogedor. En las cercanías de Iquique se encuentran varios poblados, actualmente abandonados, que en su tiempo acogió a una importante población dedicada a recoger los ricos yacimientos de nitratos que el desierto obsequiaba. De las varias poblaciones que existían destacaban dos: Santa Laura y Humberstone. Hasta ahí todo normal. Lo malo eran las condiciones infrahumanas que en ella se daban. Hay que decir que no era una cuestión de nacionalidades, sino que el capitalismo se mostró terrible gobernara quien gobernara en dichas poblaciones. Pues los primeros dueños fueron peruanos, y luego, cuando pasó a manos chilenas, dirigieron el cotarro empresarios norteamericanos e ingleses. Pero da igual, pues si hubieran sido chilenos, españoles o franceces, el resultado hubiera sido el mismo. Los habitantes de dichas ciudades tenían una jaula de oro en la que habían teatros, campos de futbol, mercado, etc. Lo normal en cualquier población. Pero nadie podía prosperar e irse, porque sencillamente, el dinero estaba prohibido. Y todas los beneficios iban para el empresario. A cambio, los operarios de las salitreras cobraban en fichas de distintos colores que venían a significar un determinado valor según su cromatismo. Así pues los ciudadanos de aquellos lugares se convirtieron en esclavos del empresario, pues con esas fichas no podían salir del pueblo e irse a prosperar o comprar a otro lado. Todo se quedaba dentro. Las condiciones de seguridad, sobra decir, que eran pésimas. Y la higiene escasa. Me refiero a la higiene en la comida, la carne del mercado, debido al calor del desierto, en la mitad de las ocasiones era pútrida. También la salud era un bien escaso, visto lo visto, con la comida; pero los pulmones tampoco se libraban, pues al igual que en Riotinto, la cercanía de las minas y fábricas contaminaban y enrarecían el aire. Para colmo, los trenes pasaban justo por la mitad del pueblo, llenando de humo las casas. Con éste panorama no es de extrañar que la mortalidad infantil (y adulta) fueran altas. Para los habitantes del lugar era normal que fallecieran muchos de sus familiares y amigos. También había una policia propia del empresario, que vigilaba vida y obra de los obreros. El contraste llegaba con la casa de los empresarios: muebles de caoba, pistas de tenis, alfombras, agua potable, etc. remarcaban una burbuja que chocaba de modo exagerado con la vida de alrededor. Por supuesto, para los habitantes de dichas salitreras estaba prohibido entrar en esas casas...salvo para aquellos que trabajaban de criados. En el año 1.907, hubo una crisis económica en Chile, a pesar de que los habitantes del lugar no tuvieran dinero, sino fichas, como dije antes, se vieron afectados por una inflación galopante, que subió el precio de todos los productos básicos de los insalubres mercados de la zona. La población se reveló, e iniciaron una huelga. Todos fueron andando a Iquique, el desierto se llevó por delante a unos cuantos, pero los que llegaron no tuvieron más suerte, allí fueron masacrados por el ejército en una matanza digna de la Alemania Nazi. Los que sobrevivieron fueron tiroteados y rematados. No se salvó ni el apuntador. Y las cosas siguieron igual. Llegados los años cincuenta del siglo XX, las salitreras se abandonaron, pues se habían descubierto materiales más útiles, para por ejemplo, la pólvora. Al no ser rentable, fueron cerradas las minas, y sus pueblos abandonados. Hoy día figuran en las listas de lugares abandonados más perdidos de la mano de Dios. Y son Patrimonio de la Humanidad.

 Ésto es, de modo muy resumido, la historia de las salitreras del Atacama. No me lo echen en cara, pues lo he hecho de memoria, sin mirar y documentarme, simplemente con lo que recordaba. Pero lo importante de aqui no es si me he equivocado en algunas fechas o hechos. Sino demostrar que todo extremo es malo. Da igual la idea política, o el modelo de estado. Todo lo que se lleva al límite no es bueno nada más que para unos cuantos. Y es saludable recordar dicha historia, y saberla, para desmostrar a todos aquellos que defienden el liberalismo a ultranza, que los "buenos" también tienen de que avergonzarse. Y que todo tiene que tener un control, dinero incluído. Como siempre dicen las madres, en el término medio está la virtud. La economía de mercado no iba a ser menos. Hoy no me despido como siempre, pues no está la cosa para cachondeo, pues tal vez, dado como está el panorama, algún día también nos paguen con fichas, mientras los de siempre, políticos, empresarios, enchufados y sindicalistas vivan de gorra a costa nuestra.

http://i1.visitchile.com/fotos/tours/full/353-salitreras-y-altiplano.jpg
Imagen de una salitrera típica del norte de Chile.


sábado, 19 de mayo de 2012

Los cenizos de Ángela

 Llevamos unos días en la Bolsa que más bien recuerda a una Semana de Pasión. Todo por el tema de Bankia, y sobre todo por culpa de uno de esos cenizos que pululan por el mundo impunemente: el señor Krugman. Del que aseguran que es premio Nóbel, al igual que Obama o Al Gore. Es éste un premio que, cosa curiosa, y poca gente saben, que estuvieron a punto de dárselo a Hitler, más concretamente el de la paz. Lo que manda narices. El tal Krugman de los huevos afirmaba en el Financial Times que tanto España, como Italia, sufrirían un "corralito" en Junio tras la salida de Grecia del Euro. Y es que de cenizos está el mundo lleno. Son aquellos ejemplares faunísticos que se dedican a gafar al resto, sobre todo, al que está ahogado en problemas. No entiendo mucho de economía, es una disciplina que puede llegar a ser bastante abstracta para los que no estamos versados en la materia. Los problemas macroeconómicos y los microeconómicos, se reducen, al fin y al cabo, a que hay que gastar mucho menos de lo que se gana, algo que los españoles (sobre todo políticos) no hemos aprendido mucho. Pero lo surrealista de la economía es que, tiene un concepto muy psicológico. Y si llega un gafe a fastidiar la fiesta, y decir cosas que no son, es mejor rezar lo que sepamos. Es evidente, que tras el irresponsable de Krugman, hay muchos intereses en fastidiar a España, sino no tiene explicación el asunto, porque para una vez que las cosas empiezan a hacerse como ellos dicen, ahora resulta que no es suficiente, y que nuestra nación correrá la misma suerte que una república bananera. Hay mucha culpa de la crisis a causa de los cenizos de turno, como éste señor que he nombrado antes, y otro, que es adalid de las predicciones apocalípticas: un tal Roubini. Cuya foto en las revistas demuestran que tiene cara de simpático. Y que su nombre parece el de un mago o ilusionista. Así pues, con ese rostro de estreñido, lo podemos llamar Joudini; no confundir con Houdini, éste es con jota, pues adivinan a quienes se dedica a joder...

 Pero no sólo la economía vive de los cenizos, hay muchos campos en la vida; y para cada vocación hay un trabajo esperando. Tenían un bajío enorme aquellos profetas que siempre decían que se iba a acabar el mundo...y al final no se acababa. Como Girolamo Savonarola, quien acabó bastante mal a causa de una rebelión de aquella Florencia renacentista a la que pretendió gobernar. También hay cenizos en el campo de la medicina, como esos que dicen que todo es malo: las lechugas, el aceite, el cerdo...Y es que para ellos, lo que es bueno, es precisamente, lo que no sabe a nada. También es malo aquello que es cómodo, como tumbarse en el sofá. Otros personajes de buen agrado son esos que dicen aquello de que el trabajo hace digno al hombre, pues mire usted, prefiero quedarme siendo un sinvergüenza. Y ésto son sólo unos ejemplos. En la vida de toda persona siempre hay un cenizo, un pishatriste que se dedica a aguar la fiesta a los demás. Una serie de personajes que te borran todo optimismo de la cara, y te recuerdan constantemente, que si algo tiene que salir mal, saldrá mal. Es ésta una ley de Murphy que se cumple a rajatabla. Pero es que lo que no ponen sobre la mesa son soluciones, sólo críticas. Y éstos son como los ángeles, están por todos lados: en el trabajo, en la pandilla de amigos, en el gimnasio...Y los hay de varios tipos, creánme, ahí pongo unos ejemplos:

  - Está el cenizo que siempre te coge por banda, para llorarte sus penas. Un personaje que sólo él, tiene todas las desgracias del mundo. Y son capaces de quejarse a un enfermo de cáncer porque tienen un resfriado.

  - Luego está el cenizo pasota. Ese que dice que para que vale la pena luchar por nada, si al final, los que triunfan son los de siempre. Y que mejor, dejarlo todo como está. Viva el optimismo.

  - El cenizo que más miedo da es el cenizo anecdótico. Ese al que cuando lo ves por la calle, te cruzas de acera, porque encima es, hasta pesado, y te tiene una hora parado en la esquina que más frío y viento hace de toda la ciudad. Es aquel, que te cuenta, cuando tu le dices lo que vas a hacer, aquello de: ¿pues sabes?, fulanito iba a hacer lo mismo que tú, y ahora está muy mal, porque resulta que...(encadenaciones de anécdotas que, al final, te llevan a pensar que a tí te va a ocurrir lo mismo).

  - Para mí, el peor de todos, es el cenizo chorrero. Ese que, encima, el muy desgraciado, tiene suerte para todo. Y triunfa a costa de hundirte la moral.

  - Uno que es digno de estudio es el cenizo metereológico. Ese que a todo lugar al que vaya, le llueve. Si está invitado a una boda, comunión o simplemente se va de vacaciones al Atacama, después de diez años de sequía, les digo, que cae el mayor chaparrón del siglo.

  - El más popular, es el cenizo agorero. Ese que ha existido a lo largo de todos los tiempos, anunciando calamidades, y a niveles más bajos, es el que te predice, que aquella cita o aquella amistad que tanta alegría te dan, van a acabar como el Rosario de la Aurora. Y si acierta, te dice aquello de: te lo advertí, pero no me hicistes caso...

  - Y por último de los que yo recuerde, está el que más toca las narices de todos: el cenizo Pepito Grillo. Ese que cuando demuestras tus buenos pasos, en el trabajo, en la vida...o incluso en una dieta de adegalzamiento. Te dicen aquello de: bueno, pero no tiene nada que ver, también tal personaje hizo ésto y no le salió bien...O aquello, de: pues macho, yo te veo más gordo.

 El mundo de los cenizos merece todo un estudio pormenorizado, para prevenirlos en caso de encontrarse con uno de ellos. Y es que son como las sanguijuelas, se pegan a tu espalda en el peor momento posible, y no hay manera de apartarlos sin que te hagas un poco de sangre en tu ego personal. Pero la peor de las circunstancias es encontrártelo en tu lugar de trabajo o estudio, porque tienes que convivir con ellos todos los días. Y al final, ellos acaban triunfando, y tu más escaldado que una monja en una ola de calor. Siempre tendrán, encima una buena opininón de todo el mundo, ya que para la mayoría de las personas, un pesimista es un optimista bien informado. Y tampoco es eso. Sin el optimismo no se llega a ningún lado. Si de los cenizos hubiera dependido nuestros avances, estábamos apañados. Sin aquellas personas que tuvieron confianza en su saber, no se habría llegado a la luna, no hubiéramos descubierto América, o la electricidad, o incluso, no hubiera nacido la democracia. Porque según desde el punto de vista del pesimista, los razonamientos hubieran sido los siguientes: ¿total, para qué, si es imposible lograrlo? o ¿para que luchar, si siempre los pobre son los que sufren?. Hay que decir, que tampoco soy optimista al extremo, pues vivir con pájaros en la cabeza, tampoco es bueno. Pero si me tengo que quedar con una de las dos opciones, me quedo con el vaso medio lleno. Aunque soy de los que me gusta pensar que está a la mitad, a secas. Es para mí el mejor punto de vista en ésta vida. Ver los pros y los contras, y analizar, y entonces, realizar la opción que sea más útil. Y sino hay tiempo para analizar porque hay que tomar una decisión ya, es mejor, bajo mi gusto, tomar una opción positiva, pues la mayoría te saldrán mal, pero lo que te salga bien, puede ser algo bastante interesante para tu futuro. De casualidades y errores que a la postre han salido bien, está la ciencia llena. Y a los cenizos que les den por saco, algún día se llevarán su propia medicina. Pues si hay algo que demuestra la vida, es que siempre hay alguien que te gana en lo mejor que haces. Y ellos, se encontraran, seguro, con un tío que sea, aún más cenizo que él. Aunque es dificil. Y es que si los gilipollas volaran, no veríamos el sol.

sábado, 12 de mayo de 2012

El día que viví en una república comunista

 Fue cosa de hace dos semanas, y nunca creí que en Europa todavía haya rincones que recuerden a los países del viejo Telón de Acero. Al fin y al cabo, fue derribado en el año 1.989, es decir, hace la friolera de veintitrés años (que rápido pasan...). Tan sólo la minúscula Albania, y un pequeño rincón de un polígono industrial de Puerto Real, que en la práctica corresponde a San Fernando, conservan un modo de vida similar. Sobre el seguimiento de los empleados al más puro modo de la KGB en grandes almacenes tengo para hablarles durante un rato largo; pero de la persecución y falta de intimidad a los clientes, he de confesarlo, me pilla de novato. Fue, como dije, una tarde de éstas aburridas, en las que uno no tiene nada que hacer, en la que decidí entrar en unos grandes almacenes del mueble. La fama del centro, y varias recomendaciones personales me animaron. Pero prometo por imperativo legal (como dicen los de IU), que al que me recomendó el lugar, le aconsejaré alguna película del Steven Seagal, para vengarme. 

 Nada más entrar nos aparece una comercial enana y cabezona, en los dos sentidos de la palabra, que nos dice aquello típico de todos éstos sitios, es decir, si buscamos algo, y si necesitamos ayuda. A lo que respondemos que sólo hemos venido a mirar, y hacernos una idea. Pero ella, erre que erre, sigue insistente en que si buscamos algo moderno para tal lado, y si lo que desean son muebles clásicos para el otro. Vale, muchas gracias. Seguimos. Pero empezamos a notar aquello que se siente cuando uno está en el bosque...hay ojos que te observan, y no sabes quienes son. No obstante, seguimos mirando, y opinando. A cada comentario que hacíamos, la piba aparecía para dar su punto de opinión, como si nos importara algo. Sino era así, notaba como una cabeza asomaba tras un mueble, y cuando la miraba directamente se escondía, como si no me hubiera dado cuenta. Así durante veinte largos minutos que se me hicieron atosigantes. El colmo del asunto llegó cuando nos paramos a observar un dormitorio que estaba de oferta. Vuelve a aparecer, pero ésta vez en serio. Nos comenta que es el último que queda, y que, casualmente, mañana sábado, vendrá gente a porrillo a pelearse por el dormitorio, como si fuera un bote de mayonesa en un dos por uno. La cosa, precisamente hoy (por aquel viernes), estaba demasiada tranquila, no era normal, según ella; lo razonable es que hubiera gente dándose tortazos por las cosas como si estuviéramos en las rebajas del Carrefour. Sea como fuere, le di largas, pues me sabía todos los trucos de ésta gente, ya que una vez trabajé, también, en unos grandes almacenes. Seguíamos dando el paseo, y erre que erre, detrás nuestra como un perro de una salchicha. A cada charla que hacíamos, ella aparecía de repente, como el que no quiere la cosa, a dar su opinión. Pero todo tiene su cenit, y si una no era suficiente, apareció la jefa, para dar más por culo si cabe. Y otra vez, con lo mismo. Así hasta un rato, en el que ya por aburrimiento le dijimos, mira mañana venimos. Evidentemente, salimos corriendo para no volver, pues el castillo de Drácula era más acogedor. 

 Voy a decirlo claro, por si me lee alguien relacionado con el comercio al que me refiero, que de gracias a Dios de que no soy un siesomanío, como se dice en Cádiz, porque sino pondría a parir el centro en cuestión, y le daría mala prensa. Pero como siempre caigo, en que detrás de cada trabajador hay una familia, no voy a decir el nombre de la cadena a la que me refiero. Sólo diré que se encuentra en Jerez y en San Fernando, es de muebles, y lo anuncian mucho por la radio, con la música de una piba chillona. Ya de por sí el espacio publicitario te toca los huevos. Digo yo, a sus gerentes, si son capaces de leer algo, y logran tomar nota de éste blog, que se pregunten porqué los almacenes de San Fernando están vacíos, y no va ni su puñetera madre a comprar un triste cuadro. Entiendo la crisis, y que hay que vender, que se va a comisiones. Pero una cosa es intentar agradar, y otra meterte la jugada por narices. El punto final del intento de venta era digno de anotar en el libro de reclamaciones, por no hablar de una denuncia a la Organización de Consumidores. Pues era puro acoso. que si pidiendo el teléfono, que si decidan ya que el mueble se lo llevan. Lo voy a decir, claro, y perdiendo las formas, algo poco común en mí: Váyanse al mismísimo carajo. Si quieren dar por saco persiguiendo a alguien pueden optar por irse a vivir a Corea del Norte, allí lo mismo les va mejor. Y por favor, no me vuelvan a tomar por carajote, que puedo tener cara de ello, pero no lo soy. Que de enteradillos de la vida ya me conozco todo el percal. Así que ya puedo hacer una camiseta en la que ponga: Yo sobreviví a los comerciales de Muebles Bri...¡uy, casi se me escapa!. Que es algo parecido a cruzar el río Serengueti lleno de cocodrilos. 

 Aquella tarde llovía, y no se veía el sol, no estaba tapado por gilipollas que volaban, pero visto lo visto, bien pudiera haber sucedido.

sábado, 5 de mayo de 2012

Breve tratado sobre fantasmas, chirlachis, enterados y demás.

 La semana pasada dediqué todo una entrada a un tipo de "enterado" que hoy también, figurará en éste catálogo. La inspiración de éste artículo me viene precisamente de la entrada anterior, y de cierto programa de Iker Jiménez en la que se formulaba un catálogo de humanoides procedentes de otro planeta. Y pensé yo: ¿ Por qué no catalogar también a los chirlachis por tipos y clases que pueblan el Reino Animal?. No es una cuestión baladí, y es desde luego, harto complicada, pero se me antoja necesaria de cara a una clasificación que el señor Darwin olvidó en su libro "El origen de la vida". Donde ciertos austrolopithecus tomaron una rama distinta a la humana, para conformar lo que hoy llamamos el "Homo Wartrapiensis". Llamado así por proceder de la región de Wartraparia, es decir, tierra de wartrapas. Hay que decir ante todo, que es un mundo fascinante, tanto o más que el de los insectos, con los cuales tienen en común algo que no es de su agrado: todos quieren aplastarlos de un pisotón. Por último aclarar que éstos lumbreras suelen ser, normalmente de encefalograma plano, aunque su coeficiente intelectual se muestre alto, pues a veces, los más listos suelen ser los más tontos.

  Empezamos el catálogo con el más típico de todos, que no es otro, que el de "yo te lo iba a decir, pero quería que lo dijeras tú". Chirlachi popularizado por el Selu en los carnavales de 2.009, con la chirigota de Los Enterados, suele ser personaje de medallón de oro macizo, de gustos poligoneros y poca sesera. Suelen saber de todo, y como bien decía la chirigota, "yo entiendo de ésto, porque estuve tantos años en...". Son los más entrañables personajes, que inexplicablemente, le van mal en todo: lo echan de todos los trabajos, está enfadado con la familia, con el suegro, etc. Todo acaba, de un modo u otro en algún cabreo con alguien que lo acaba dejando trasquilado. Eso sí, siempre será víctima, nunca verdugo.

 Otro de mis favoritos es "El progre que lee Nietzsche". Un tipo de listo, que verdaderamente, es rallante y atosigador. Cree tener una superioridad moral sobre el resto y trata de adoctrinar con los tres párrafos claves de los cuatro ensayos que se ha leído en su vida, mientras los demás nos dedicamos a tomar una cerveza tranquilamente. Por supuesto, su tema favorito es la Guerra Civil.

 En el otro lado de la balanza política se encuentra "el neoliberal de los cojones", que tanto por saco por da con tema de que la economía del bienestar no se puede sostener. Es por supuesto el perfecto economista que para defender una canfurnada hecha por el Gobierno utiliza aquello de "es que en el resto de Europa es así..., tras lo cual te entran ganas de decirle: pues pisha...que me paguen como en el resto de Europa.

 Entre los fantasmones por materias destacan dos ramas que tienen un tronco común: "el entendido en arte y el historiador". Ambos, son normalmente licenciados, pero también los hay aficionados. El caso es que son los típicos que te sueltan aquello de: ¿Sabes que realmente ocurrió así?. O eso de la historia la escriben los que vencen y demás. Hay otra rama que denominaría Brownioniana, pero no por los Brownies, que están muy buenos, sino por Dan Brown. Son los típicos chirlachis que comentan con orgullo como los demás gilipollas que poblamos el universo no nos hemos dado cuenta de que en la catedral de Salamanca hay un escudo del Betis entre las gárgolas. Y de lo tontos que son los historiadores oficiales de no lograr entender que la historia de los templarios y los egipcios era totalmente distinta a lo que ellos exponen. Pues éstos últimos, inventaron el cohete autopropulsor y llegaron a la Luna y a Marte. También admiten todas las ramas de éstos fantasmones un mestizaje con el "progre que lee Nietzsche", sobre todo cuando sus temas favoritos son minar la historia de la Iglesia y de Jesucristo, quien al parecer, era en realidad, un marciano, un budista viajero, o un top manta de Galilea.

 Sin embargo, para mí, el más odioso es el "Don perfecto de los cojones", asociado normalmente al mundo pijo, es el típico que sabe hacer bien todo. Viste impecablemente, es un crack en su trabajo, y joé, todo le sale bien, a base de chorra. Con su mirada insquisidora y de superioridad sobre el resto, suele tratar a los de su alrededor con la punta del pie. Sobre todo a su amigo pelota, pues siempre hay uno. Ese al que por el contrario, todo le sale mal, y busca desesperadamente hacer lo mismo que él. Pero evidentemente, no le sale nada bien. Siempre salen juntos, se echan novias de la misma pandilla de pibas, y el muy gilipollas del lameculos, acaba con la fea, mientras el listo se va con la guapa.

 Enlazando con el anterior, y aunque también puede estar relacionado con pijerío, no tiene porqué pertenecer a él. Es el listillo de "mi coche es mejor que el tuyo". Aunque lo del vehículo sea un ejemplo, es con todo; cuando usted se compre algo, él siempre le dirá aquello de: pues el mío es mejor.

 Único del mundo femenino es el de "la gorda enterá", esa que sin edad predefinida, suele ser una marujona que sabe de todo y que además, ve en la tele el programa Se llama copla,  Gran Hermano, y otras joyas por el estilo. Suele tener un novio poligonero que la trata como un cubo de basura, y con el que siempre se enfada porque es muy celoso, pues ella tontea con el que se le pone a tiro. Por supuesto, es una superentendida del Tuenti y del Facebook.

 También está "el listo que da por saco en en los centros comerciales y a los guías turísticos", normalmente suelen ser personas mayores, o simplemente el típico pijo, o enterado en arte. De éste ya traté en la entrada anterior.

 Sobre listos que adoran el Mens sana in corpore sano existen aquellos del culto al cuerpo. Pero especialmente prefiero catalogar a un tipo de chirlachi, que suele estar asociado también, como no, con los poligoneros. El fantasmón "de los gimnasios", superpetado, e inflado a esteorides, que suele comerse un pollo con doce clara de huevos para desayunar. Suele tomar su batido de proteínas, y mirarse constantemente en el espejo delante de todos, mientras se levanta la camiseta. Entre otras frases célebres están joyas del tipo: "concéntrate mentalmente en el músculo que quieres fortalecer".

 Pero no se me enfaden las mujeres, el hombre también tiene su listillo endémico, que es "El que más moja de todos", ese que juega a la oca, y va de puente a puente, según él... Sus victorias con las hembras es digna de admiración, pero nadie las ha podido ver in situ. Suelen ser de lo más variado en estilo, y van desde el fracasado que va de dandi al polígonero que se dedica a buscar chonis en el Barabás. Al amigo pringado de turno siempre le dice aquello de: cuando es estés con una piba, tú lo que tienes que hacer es...

 Sobre el amor está siempre el que yo llamo "El consejero", normalmente, ese amigo pringado, pagafantas, que no moja en absoluto, pero al que el amigo o amiga de turno, le coge para contarle sus penas. Y él o ella, felices de creerse importantes por un día, le aconsejan con cuatro afirmaciones fáciles. En el caso de ellos, suelen ser de dos tipos: el pagafantas que siempre quiere ligarse a la amiga que le viene pidiendo consejo, pero no lo logra nunca. O el amigo pringado del chulo de turno. En el caso de ella sólo hay uno: el de la amiga revirada que influye más que una suegra. Esa compañera del alma, que nunca se separa de la típica novia que te echas cuando tienes quince años, y que deseas, que algún día se caiga a un pozo con la niña de la película "The Ring", para así poder librarte un rato de ella.

 Siempre hay uno que sabe leer la mente. Y ese no es otro que "El psiquiatra". Evidentemente, no me refiero al titulado de turno, sino al que se dedica a leer libros de Paulo Coelho o Jorge Bucay. Siempre busca la paz interior, y el aura de los demás. Es el típico perroflauta pijo, que va de hippie con un Audi. Por supuesto, siempre compra productos ecológicos. Y suele soltar joyas de tipo oriental como: la grulla siempre canta la traviata al amanecer. Y cosas así.

 Hay uno que sí que es preocupante, y sólo he visto un caso, pero ya es suficiente. Es el colgado de turno que tiene "el complejo de Stasi". Busca controlar a todos, y suele esconder mucha parte de su vida, inventando muchas de sus facetas. Y por supuesto nunca se sabe donde está. Dios quiera que nunca llegue a Presidente.

 Dentro de una misma rama hay dos tipos de los que llamo como "Wartrapas extranjeros". Uno es endémico de nuestra tierra, Andalucía, y no es otro, que "el tonto que practica la Xenoglosia". Ese gadita de pro, que un día coge las maletas y se va a trabajar a Madrid o Barcelona, y que cuando vuelve a casa por Navidad, como El Almendro, resulta que trae en su maleta un repentino acento catalán o madrileño. También es aplicable con los militares que vuelven de Galicia, quienes se vuelven amantes del lacón con grelos. La otra rama es aquella que denomino como el "chirlachi foráneo" que es lo contrario, es decir, el tío de afuera que se cree que los provincianos somos tontos. Ambos tiene en común aquella frase que dice: "en Madrid o en Barcelona todo es mejor".

 En la última década, con el boom de la tecnología, nació lo que hoy en día se denomina "El tonto tecnológico". Ese que vacila de que tiene la último tecnología, y nos trata de Neardenthales a los que queremos un móvil que lo único para lo que sirva es para usarlo de teléfono. Es aquel que se dedica a configurar ordenadores ajenos para joderte la marrana, y te vaya bien para jugar "Call of Duty" veintiocho. Pero que te lo deja para el arrastre para el resto de aplicaciones útiles.

 También existen tontos del humor, esos que yo llamo el "Chirlachi sarcástico", normalmente frikis que creen tener una inteligencia superior al resto. Y se burlan de los demás por no tener su ingenio. Son los típicos que saben mucho de Ironman, pero poco del mundo exterior. Un ejemplo claro es el vendedor de cómics de los Simpsons, pero yo, inevitablemente, lo tengo que asociar, al típico gordo con gafas de pasta, que juega al rol, y viste camisa de franela.

 Por último, para no rallar más, está el tonto de los huevos, que yo llamo el "Chirlachi enciclopédico". Pues lo sabe todo, todo y todo. Como Catalana Occidente, y siempre utiliza una coletilla típica cuando termina una de sus ingeniosas frases: ¿a que no lo sabías?

 Terminado ya, el catálogo es como la Constitución de 1.978, incompleta, para que así, si ustedes lo desean, puedan añadir alguno más que no se me haya pasado por la mente en éstos momentos. Así que termino despidiéndome de dos modos: Si los gilipollas volaran, no veríamos el sol. ¿A que no lo sabías?.