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sábado, 6 de octubre de 2012

Balas blancas para la oveja negra.

 Decía una canción de Barricada en la canción de "Oveja Negra" aquello de balas blancas para la misma. Y es que el ungulado oscuro ha sido tema de conversación para poner a parir a alguien en todas las épocas desde que el mundo existe. En la Biblia ya tratan de poner de carajote al hijo pródigo, quien tenía que ser de España, y no de Israel como dicen, pues tras independizarse, resulta que al cabo del tiempo tiene que volver a casa. Sin embargo, y hay que decirlo claro, en la pandilla de Norit ni todas las ovejas son blancas, ni todas son negras, sino que la mayoría tira al gris, oscuro o claro, según cada uno. Pero es fácil señalar a alguien cuando las cosas no son como uno quiere. Un ejemplo claro es la sociedad de cualquier pueblo, entre ellos el español, que tiende a echarle la culpa a sus políticos, cuando éstos son, realmente, la pura representación filedigna del ideario del mismo. Y hay que decir, que si los políticos españoles son ladrones, es porque sencillamente, el pueblo español desciende por entero de la jarca de Alí Babá. Pero eso es otro tema, hoy no está la cosa para hablar de política, pues no sabría donde empezar.

 Hoy me da la gana de hablar de madres de adolescentes; concretamente de esas que opinan que sus hijos son ejemplares. En fin, me explico, recuerdo que en mi casa, cuando llegada la Navidad, había cuatro cosas tradicionales: los adornos, la comida, los regalos, y...la llamada de la madre de un colega que todos los fines de año desaparecía. La cosa, dicho así, parece más grave de lo que era en realidad; lo cierto es que la llamada tampoco fastidiaría sino fuera porque se realizaba todos los Años Nuevos a las nueve de la mañana, justo un par de horas después de habernos acostado todos en mi casa. Así que aquellas memorables y frías mañanas, cuando más calentito estaba en la cama, asomaba mi madre por mi puerta diciendo aquello de: la madre de J. al teléfono. Tras lo cual, tomaba aire, me cagaba en Panete, y contestaba, cada año de forma más borde, ya que de aquella no había inalámbricos, y había que levantarse del sobre. Otro año que J. había desaparecido del cotillón, pero no se crean que por secuestro ni nada parecido, sino que el señor J. cada fiesta grande, y pequeña también, tenía por costumbre cogerse un coma etílico o una borrachera del tamaño del Arco del Triunfo. Y no fallaba: carnavales, nochebuenas, fines de año, feria... Así pues, que mis amigos y yo, que nos achispábamos de vez en cuando, ahora resulta que empezamos a perder la costumbre, porque J. desaparecía, y nos pasábamos toda la noche buscándolo...hasta que nos cansábamos, y nos íbamos para casa. Al fin y al cabo, ya sabíamos lo que había pasado. El caso es que, una vez que matastes al gato, te llaman el "matagatos", y por mi costumbre de fumar, y haber cogido alguna cogorza que otra con los colegas, ahora resultaba que la mala influencia, para la madre de J.,  éramos todos nosotros...especialmente yo. Tócate los huevos. Pero quedaba claro para todos, menos para el amor materno, que los demás, al menos llegábamos de pie; y que pese, a que yo faltara a alguna fiesta (entónces vivía en Huelva), o faltaran algun que otro amigo, el señor J. seguía cogiéndosela doblada. Y es que no hay más ciego que el que no quiere ver. Como aquello de que el cornudo es el último en enterarse de los deslices de su mujer. Hay muchas madres que no ven que los que cometen los errores son sus hijos, y se empeñan en echarle la culpa a sus amigos. Y sino, es la sociedad la que lo fustiga. Pero cualquier cosa, en vez de tomarse en serio el problema; tal vez ahí resida el principal fracaso del sistema educativo español; es decir, la ceguera de la propia familia para ver la realidad. Los progenitores de éstos críos nunca terminarán de reconocer los vicios de sus hijos, y así les va. Son los típicos que siempre van a negar que sus hijos ni fuman, ni beben.  Que son ideales de la muerte.

 Sea como fuere, el último fin de año en la que se realizó aquella llamada, y en la que mandé a la madre de J. al carajo (siento ser tan literal), ocurrió lo siguiente: tras toda una noche de búsqueda por parte de todos nosotros, y preguntas a los distintos amigos que estaban en el cotillón, logramos encontrar a J. A eso de las siete de la mañana ya. Lo cogimos entre dos, y lo llevamos a la entrada, a que se sentara en un banco. Y le dijimos que esperara un momento que íbamos a ir al guardarropas a coger las chaquetas. Y les puedo jurar, que al igual que en el Triángulo de las Bermudas, con los barcos, el señor J. desapareció como si nada. Así pues, hasta las narices de buscar toda la noche, decidimos no volver a empezar, y cogimos el autobús de vuelta a casa. Pasado el día, nos volvimos a ver todos de noche, y le preguntamos al personaje en cuestión, que le había pasado. Y nos contó que decidió irse andando, entre Chiclana y San Fernando, pero no por la autovía, ni por ningún sendero, sino por medio de las marismas (sería marea baja), así que recuerda que apareció a la altura del Puente Suazo, con todo el traje chaqueta enfangado hasta la altura de los hombros. En ésto, se para un coche, y un nota lo invita a montarse para acercarlo a casa. Y mientras tanto lo entretiene con revistas porno...Y ya no recordaba más. Casi mejor, le contesté, fue entónces cuando le dije que mandé a la mierda a su madre. Se encogió de hombros, e hizo un gesto con la cara de como sino hubiera pasado nada. Que le daba igual...
 Vaya mundo de locos, después era yo el que daba la nota...


http://www.mierdas.es/wp-content/uploads/2010/08/borracho.jpg







1 comentario:

  1. Llevo escuchando a barricada de toda la vida y sabiendo sus canciones y su forma de vida no creo q la canción balas blancas desde hace mucho tiempo cuestionada sea canción racista si de alguna forma u otra tengo que estar con algunos de los críticos porque en toda la canción se hace ver o con una frase o algo por el estilo q sea totalmente reindivicativa todo lo q se canta es denigrar al hombre de color pero lo dicho arriba barricada y lo dicho sabiendo como son para nada tiene q ser ofensivo

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