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sábado, 28 de julio de 2012

Nada es tan eterno como lo provisional.

 Hoy he visto en el telediario una casa tipo Ikea que se construía en Sanlúcar de Barrameda. La llamo así porque se construye por piezas, al igual que los muebles, y de manera rápida y sencilla, casi para tontos. Nada de ladrillos, ni cemento, ni la madre del cordero; todo viene prefabricado ya, de las distintas industrias que se dedican a hacer cosas como éstas. Para colmo, resulta que la casa en sí, lejos de ser una cosa barata, está considerada de lujo; con unas hipotecas que más bien recuerdan a tiempos anteriores. Y es que de aquí a nada, cualquiera va a ir a un centro comercial de las afueras de alguna ciudad, a comprar piezas sueltas de la casa que uno quiere construir, eso sí, pasando antes por una exposición de las distintas posibilidades existentes. Pero por muy modernas que quieran ser éstas casas, seguiran con una norma que ya compartían los fenicios de Cádiz, y los celtas de Vigo, allá por el 3.000 a.c.: la escoba o el trozo de madera de tu última faena en el bricolaje, seguirán puestas toda la vida ahí, donde lo dejastes, sin que haya fuerza alguna que sea capaz de moverla. Y es que no hay nada tan eterno como lo provisional.

 Ese diccionario debajo de una pata de cualquier mesa, ese trapo que tapa la grasa que sale de las cadenas de una bici, esa maceta donde hay una planta que la palmó hace tiempo porque nunca la regabas, ese cuadro o ese mueble que pusistes para que hiciera de relleno mientras buscabas otro porque en aquel momento no había dinero, ese vaso o esa taza vieja que pusistes debajo de la gotera de cualquier grifo, la videoconsola vieja que dijistes "cualquier día libre la llevo al punto limpio", la arena de la playa de un coche, o por ejemplo, aquella chapuza que hicistes en una pared para tapar algún agujero, y que dijistes, el verano que viene lo pinto y ya está; todos tienen en común una cosa: son provisionales, y por tanto eternos. La fuerza centrípeta que ello acarrea, aplicada a la masa y al peso, hacen imposible cualquier movimiento uniforme o no, del objeto. Pero no todo lo provisional tiene porque ser un objeto, también cualquier cosa puede ser susceptible del llamado "objeto uniforme provisional y eterno". Por ejemplo, siempre están aquellos amigos de los que piensas que un día que tengas libre los vas a llamar, y cuando ese día llega, se rodea algo que lo impide, o simplemente, estás en tu casa hecho un felpudo sin poder moverte, porque en tu trabajo no se ha parado esa semana, y por tanto, decides quedarte en el sofá tumbado, que es lo más sano para el lunes. Esa es la eterna llamada telefónica "provisional", que tienes idea de hacer cualquier día, y que al final, casi nunca haces. El  fumar es otro acto transitorio que uno tiene marcado por fechas, cada 1 de enero, cada 1 de septiembre, o cualquier otro día del calendario es bueno dejar de fumar; la cuestión del asunto es que uno se tira fumando un tiempo, y siempre dice aquello de "para tal día lo dejo y ya está..." (aro joé). Con las dietas pasa lo mismo, uno se atiborra de pizzas, hamburguesas, tacos y demás porque tal día lo deja sin contar que, al final, si es verdad que empieza la dieta, lo hace con cinco kilos de más por el arte de lo provisional. Pero lo normal en los dos casos últimos es que, uno se queda fumador y el otro gordo. O los dos casos, como me pasó a mí...

 Por último decir, que el trabajo es otro lugar donde uno encuentra un montón de activos "provisionales", esos papeles que se iban a destruir, esa oficina para salir del paso que le pusieron al más nuevo o al primer becario que llegó, y que luego han pasado veinte más, y sigue ahí; esa mesa o esa silla coja, ese trabajador que llegó para sustituir una baja por un dolor de espalda, y que sigue ahí; esos ordenadores viejos que se iban a cambiar en el año 1.998, el aire acondicionado más viejo que la polka, los andamios y las vallas de una calle, la cafetera que echa más agua que café, o ese compañero al que no tragas, que te trajeron transitoriamente y al que, al final, llevas años merendándote. Tampoco la política se libra, sino miren la Constitución del 78, es la única que no ha sido terminada, y es la que más está durando. Y es que a veces pienso que las pirámides de Egipto, las únicas maravillas de las siete de la antigüedad que quedan, fueron hechas sólamente para unos días, porque sino no se explica como llevan tantos siglos tan enteras, a pesar de las guerras, terremotos, integristas y demás joyas que han ido pasando a lo largo de la historia. Seguro que lo hubieran hecho para pasar a la posteridad, y hubieran durado cuatro años. Y es que hay otra ley física que es infalible en éstas lides: Todo lo eterno dura el tiempo justo hasta que llega la primera crisis. Hitler y su Reich de "mil años" lo aprendió, y nosotros con el gran Euro que iba a hacer una Europa grande y unida, lo estamos aprendiendo.





domingo, 22 de julio de 2012

El Cesante

 Hace varios dias que salieron unos recortes, otros de los miles, que afectan a todo hijo de vecino; pero los que no se escapan fijo son los funcionarios. Se ha dicho, una y otra vez, por periodistas radicales del neoliberalismo que sobran muchos de éstos trabajadores. También los políticos se han apoyado en éste comentario fácil, con el que se logran unos cuantos aplausos, en una época, en la que ser político o banquero está peor visto que ser delincuente. Pero ante todo he de decir que yo no soy funcionario, ni tengo nada que ver con ellos; tampoco soy conspiranoico, pero es que me suena ya, demasiado a cuerno quemado la generalización que hacen los dos gremios antes mencionados sobre los empleados públicos, y la confusión que éstos hacen constantemente, entre el funcionariado, y el tio que trabaja, por ejemplo, para una empresa pública. Metiendoles en el mismo saco, y llamándole funcionario a los dos, a pesar de las diferencias entre ambos. Tal vez lo hagan con mala baba, de hecho, estoy casi seguro, de que a los políticos, les interesa que el funcionariado directamente desaparezca. Y sino me creen, miren mis razonamientos; para empezar, vamos a aclarar las dos clases de empleados públicos existentes en España:

 - Funcionarios: médicos, bomberos, policias y guardias civiles, maestros y profesores, administrativos, ejército, agentes forestales, jueces, fiscales, abogados del estado, etc. Profesionales de alguna materia CONCRETA, que hacen un SERVICIO PÚBLICO para mejorar el bienestar de una sociedad. Y por supuesto, acceden a su puesto, mediante oposición. Con sueldos no tan generosos como se apuntan, ya que por ejemplo un soldado raso cobra unos 900 euros. Los privilegios que, según algunos han comentados, realmente no son tales, sino que son derechos; y conviene dejar claro la diferencia entre ambos términos. Un derecho es lo que a todo trabajador le pertenece, por ejemplo, días de vacaciones. Un privilegio es algo que no le pertenece, pero que por generosidad del lugar en el que trabaje se le ofrece, por ejemplo, un aparcamiento propio y exclusivo. Y digo, que es necesario dejar claro la diferencia, porque a muchos interesados, por otro lado, de la Patronal, están con la intención constante de pegarles palos al funcionariado, en vez de meterse en sus problemas; porque como pasaba entre las dos Alemanias, todos escapaban de la parte fea, en éste caso, el trabajo por cuenta ajena en una empresa, que como todos sabemos, en España, es parca en derechos básicos. 

 - Empleados de empresas públicas, observatorios de nosequé, asesores, comités, sindicalistas, y diversos lugares, que como se ve, no sirven nada más que para enchufar a dedo a los amigos que cada político de turno ponen en su poder. Todo lo más hay un concurso totalmente amañado. A diferencia de los anteriores, son sociedades opacas, de las que no se sabe que dinero han recibido. Pero lo peor de todo, es que son intocables, y cada vez que cambia el signo político, se siguen sumando más enchufados, que éstos sí, son unos privilegiados. Y a éstos sí, habría que borrarlos del mapa sin piedad. Invitaré marisco al que, por ejemplo, se cargue a EGMASA, reino de los enchufados. Para que se hagan una idea, hay del orden de unas 700 empresas públicas en España (una barbaridad), de las cuales, la mayoría son propias de las autonomías. Pero lo que más asusta, es que de esa cantidad 360, número arriba, número abajo, son de Andalucía. Éste es el agujero de nuestra economía, y lo ve todo el mundo, de dentro y de fuera del país, menos los políticos españoles que no piensan finiquitar su chollo, ya que por un lado, colocan a sus hijos, y por otro se aseguran un cementerio de elefantes del que disponer en caso de que tengan que dejar la política, debido a algún escándalo.

 Por eso, y en resumen, para terminar, me da a mí la sensación de que hay mucho interesado en que por un lado los funcionarios pierdan derechos, y por otro, en que éstos desaparezcan como independientes, y acaben siendo colocados por el partido de turno. Es una fórmula interesante para el poder, por un lado da trabajo a sus hijos, cuñados y amigos; por otro, se asegura la fidelidad de toda la administración. Con ello evita que ésta sea independiente, y no se case con nadie. Vuelve pues, como en la época Canovista, la figura del "cesante", aquellas personas que cumplían el papel que hoy hacen los funcionarios, sólo que de aquella, no eran fijos, sino que cesaban su puesto, una vez que el color del partido político del gobierno cambiaba. Ésto tenía sus repercusiones: cada vez que había elecciones toda la administración quedaba paralizada, debido a los cambios de personal; y por otro lado, la administración no trabajaba al servicio del ciudadano, sino del poder establecido. En la época actual, los políticos españoles se han repartido privilegios, cajas de ahorro, la justicia, etc. Pero parece que no tienen bastante, ahora quieren una administración a la que acariciarle el lomo sin que ésta le muerda. ¿Me creen ahora, o no?

sábado, 14 de julio de 2012

Gracias por todo.

 Ésta semana no me he tenido que calentar demasiado la cabeza para escribir ésta entrada. Con los nuevos recortes del gobierno era fácil ponerme a escribir echando sapos y culebras por la boca. Pero fíjense por donde, como soy más chulo que un ocho, voy a optar por dar las gracias a cuantos presidentes he conocido a lo largo de mi vida. No sin antes decir que, por favor, no nos vendan más la moto de que estamos en una democracia, y de que estamos mejor que hace treinta y cinco años; pues no sé como se vivía entonces, ya que no había nacido, pero entre la dictadura del "Bigote" y la actual, de las "sanguijuelas", no se con cual quedarme. Tal vez opte por nacionalizarme gibraltareño o andorrano (con lo que rima) y monte una casa de apuestas ilegales que tanto abundan por Internet. Al menos nadie me va a robar mi dinero. Así pues, empiezo, en orden cronológico, dando las gracias a todos aquellos que nos han gobernado:


 - Felipe González: 

 Muchas gracias por borrar del mapa a toda la industria española, para que tú, y todos tus amigos pudierais choricear a costa de contribuyente. Gracias a ti, y a toda la mamandurria que te seguía, no tenemos un tejido industrial que nos hubiera situado en una posición mejor de la que estamos ahora. Gracias por cargarte Galerias Preciados que era la única competencia del Corte Inglés. Gracias por dejarnos la LOGSE, una cosa digna de la "Escuela de Traductores de Toledo". Y miles de gracias por dejar Andalucía hecha una región de "parolandia", que vive de los subsidios, y con una democracia al más puro estilo PRI. Y gracias, por último, por darle rienda suelta a los partidos nacionalistas catalanes y vascos que tanto bien buscan para los ciudadanos españoles.

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 - Jose María Aznar:

 Muchas gracias por hacer de España el estado más cani y descerebrado de toda Europa. Con leyes educativas de las que Hipatía o Sócrates estarían orgullosos, pues los alumnos no pararon de aprender como meterse una raya de coca en los cuartos de baños, y vacilar con sus BMWs, mientras se forraban especulando con el mercado inmobiliario. Gracias a ti, todos vivimos en un país asfaltado; fomentando el pelotazo económico fácil, y mandando a la mierda, y dejando de tontos, a aquellos empresarios que sí gustaban de trabajar de verdad. Gracias a usted, y al "Comandante" Trillo, el ejército pasó  a vivir auténticas penurias; pero a cambio, heredamos una legión de albañiles que no sabemos donde meter. Y millones de gracias por meternos en una moneda que no nos deja defendernos de los especuladores, pues para eso somos más chulos que un ocho. Y gracias, por último, por no evitar un redondeo de precios que nos deja situado a un nivel de vida más alto, pero con un sueldo mísero.

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 - José Luis Rodríguez Zapatero:

 Don José Luis, contigo no se por donde empezar, ha hecho tanto por España, que no es fácil destacar algo de su legado. Gracias a usted, tenemos el "Café para todos" de las autonomías, y toda su mamandurria viviendo a costa del contribuyente. Gracias a usted, Villacascajo de Arriba tiene cuarenta embajadas abiertas por todo el orbe planetario (ese de la conjunción). Desde Nueva York a Tokyo, se puede observar la bandera de Villacascajo ondeando orgullosa de ser una nación entre las naciones. En un país, discutido y discutible. Gracias por continuar el legado que le dejaron sus antecesores, la educación de calidad, y el boom inmobiliario. Sobre la primera, hay que decir, que no tengo palabras, los niños, al menos han aprendido a subrayar en el libro; y sobre la segunda, sólo baste recordar que seguimos siendo una economía de Champions League, sólo que nosotros no somos el Real Madrid o el Barcelona, sino el Hapoel de Nicosia. Gracias por politizar las Cajas y la Justicia. Y miles de gracias por dividir a todos los españoles, radicalizándolos en sus extremos, para que haya una segunda Guerra Civil, y por fin, ganen los buenos. Y gracias, por último, por decirnos que no había crisis, sino brotes verdes, similares a los que se fuman los hippies de Bolonia. Pero lo malo de la hierba es una cosa...es que se seca en verano.

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 - Mariano Rajoy:

 Don Mariano, lo suyo es de traca, con tan sólo seis meses tiene usted más popularidad que el quarterback de High School Musical. Sus leyes y decretos sociales son tan dignos como los de las minas de carbón de Gales. Ha sido una persona íntegra, y ha cumplido con todo aquello que prometió en la campaña electoral. Gracias a usted seguimos con un estado donde el "bien estar" es en casa, y sin salir, porque no hay un duro para gastar. Seguro que Isidoro Álvarez, Amancio Ortega y Juan Roig, entre otros, tienen que estar agradeciéndole la subida del IVA. También le dan las gracias los funcionarios por recortarles una y otra vez, ya que a ellos le sobra el dinero, por lo que se ve. Y miles de gracias de parte de los parados, ya que no se habían dado cuenta de que el trabajo con buenas condiciones laborales sobra a porrillo, y sólo había que animarlos a buscarlo por ahí, en las eficientes oficinas de empleo. 

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 - Adolfo Suárez:

 Le he dejado a usted para el último, aunque me salte a la torera el orden cronológico que yo mismo he establecido. Y aunque no le conocí, pues no había nacido entonces: Por favor, vuelva...aunque sea con Alzheimer, seguro que aún así y todo, lo haría mejor que todos los chuflas que antes he nombrado.

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 Por último, antes de terminar, propongo una idea, entre las miles que tenemos todos los ciudadanos. Pero que ésta no le vendría mal a sus estómagos llenos (y a los de sus estómagos agradecidos, dicho sea de paso).  Sugiero que todos los diputados, senadores, enchufados a dedo, sindicalistas, patronal, y demás sanguijuelas a vuestro cargo; sigan con las dietas, pero con una que será mejor para todos: la dieta Dukan o de la piña. Me da igual. Tanto a nivel personal, como a nivel administrativo. Sería lo mejor para todos. Porque como haya un tonto más en la administración va a pasar como en las "gotas frías" del Mediterráneo, que la cosa se va a desbordar. Y es que si los chorizos volaran, en España no veríamos el sol.

PD: Éste año, debido a los recortes, en las Navidades habrá un sólo Rey Mago, en vez de tres. Y a Papá Noel, el Olentzero y el Tronco Cagón de Cataluña; tendrán que trabajar más de un día al año, y gratis...para ser productivos.







sábado, 7 de julio de 2012

España improductiva.

  Navegando por Internet, que es lo más parecido al Triángulo de las Bermudas, pues te puedes encontrar de todo, desde extraterrestres a páginas abandonadas hace años; resulta que encontré una noticia reciente, aunque no sabría decir cuanto tiempo lleva su publicación, a decir verdad. Venía hipervinculada en un foro, más concretamente en Forocoches; y es que éste tipo de páginas son interesantes, pues puedes observar como palpita la calle. Por otro lado, y una vez visto ésto, opté por entrar en un test de estrés laboral, con el objetivo de recabar ideas para la entrada que ahora usted está leyendo, y en el que pude anotar una serie de patrones existentes en las empresas actuales. Aunque muchas de las que nombro aquí debajo, son observaciones mías hechas en el recorrido laboral de lo más variopinto que he tenido, pues soy de Cádiz, y como buen gaditano, me adapto a cualquier trabajo que me salga, aunque no sea para lo que haya estudiado. He de decir que he vivido de todo, desde lugares en los que he estado a gusto, y que cuando me he tenido que ir, he llevado bombones a los compañeros en mi último día, y otros, en cambio, en el que me he largado con una seca despedida, y un "que te den..." cuando salía por la puerta, camino hacia la libertad. No obstante, aquí analizo porque la productividad española es escasa, sólo desde el punto de vista de un trabajador, y no de un economista, pues para eso ya hay personas tituladas que saben más del tema, al menos, desde el punto de vista teórico. Tampoco tengo en cuenta el ambiente personal, pues eso ya es demasiado subjetivo, y depende de la persona en cuestión; por ello no me paro a analizar el ambiente entre compañeros, ni la competencia existente entre ellos, pues a distintos trabajadores la suerte puede serles diametralmente opuesta con un mismo centro de trabajo. Sin más preámbulos enumero aquí las faltas que acusa el mercado laboral español:

 - Contratos basura: empecemos por lo básico. En el panorama laboral español abundan los contratos deficitarios en calidad para el empleado, y de una duración determinada, lo que no alimenta, precisamente al consumo de la población, que se ha acostumbrado a ahorrar lo poco que tiene. Pues los precios siguen subiendo.

 - Salario mínimo: La media de los trabajadores tiene un nivel de ingresos bastante escaso para el nivel de vida que actualmente se estila en España. Y he de decirlo, directemente, la clase media no existe desde hace años en nuestro país. Pues donde antes trabajaba uno de los cónyuges para vivir holgadamente, ahora, resulta que trabajando ambos, no da para ningún capricho. Asimismo, el sueldo base, en torno a 600 euros, simplemente suena a risa, siendo superado por lo bajo en Europa, sólo por Portugal. Baste con pensar que en Irlanda está, más o menos, en 1.600 euros, con mil más de diferencia con respecto a nosotros. Y con todos mis respetos para la nación celta, que es la que más me gusta tras España, pero no es una potencia, como se supone que somos nosotros. Tal vez nos hayan vendido mucha moto en éste sentido último, y no seamos más que una nación más dentro del contexto europeo por mucho que nos digan. Al menos, en leyes laborales, estamos a la misma altura que cualquier país subdesarrollado.

 - Subcontratas: España está viciada de subcontratas. Tanto que hace años tuvo que salir una ley que las regulara, pues había casos en los que no se sabía a donde llegaban sus ramificaciones. La presencia de éstas es propio de países subdesarrollados, pues es una centrifugadora de dinero que no se sabe a donde va a parar. El mismo trabajador es muy consciente de ello, y por eso no rinde igual que si cobrara lo que le pertenece íntegro. Es más eficaz, la contratación directa por parte del cliente, que se va a gastar lo mismo, y al menos no crea un lío de jerarquías entre clientes y trabajador. Además de cobrar éste último, todo lo que le pertenece, sin que la empresa de turno le choricee parte del dinero.

 -  Falta total de incentivos y de elementos motivadores: Trabajar en nuestro país es como volver a la época de las galeras, donde lo que está asegurado es el latigazo, y nunca ninguna facilidad. El empresario, que es quien tiene la sartén por el mango ofrece cada vez empleos con menos calidad, con un "lo tomas o lo dejas", sin que el trabajador vea como una buena opción la fidelidad a la empresa, o el trabajar de más en caso de lo necesario. Aquí no hay una "cultura de empresa", pues no se ha fomentado, para todos, es deseable que llegue el viernes, no porque haya que descansar, sino, porque sencillamente, estamos hartos de tragar una "miñoca" tras otra. También hay una falta total del reconocimiento de la labor de los empleados por parte de sus supervisores. Lo que no deja lugar a la autorealización, ni a la estima ninguna en innovar. Pero críticas y las riñas, en caso de error son duras. Así que no hay política del palo y zanahoria, sólo hay palo.

 - El premio al esfuerzo es más trabajo: Encadenada con la anterior, es la cultura de un empresario que le regala al más eficaz, más tareas, hasta desbordarlo o, que directamente, y como hace la mayoría, opte por distribuir temporalmente su trabajo hasta acabar la jornada. Haciendo lo justo para ir tirando día a día. Algo que, precisamente, no levanta a una empresa, sino que la vicia.

 - Jornadas de trabajo interminables. Jornadas partidas: El panorama laboral español está lleno lugares de trabajo en los que el empleado parece un siervo adscrito a la tierra. Trabajar más horas no significa trabajar mejor, pues el rendimiento del trabajador acaba por mermarse con el tiempo. La distribución de las horas es, francamente, pésima. Pues no se aprovechan bien éstas. En zonas de oficinas, por ejemplo, se deberían de optar, por ejemplo, por las jornadas intensivas, y aunque el daño colateral, sea comer con tupperware, da más tiempo de ocio y consumo al trabajador, dejando que el dinero se mueva. Mientras que actualmente, muchos optan por irse a casa, porque no les da tiempo a nada. Asimismo, es muy difícil compaginar la vida familiar con la laboral, optando muchas madres por irse a su casa, porque sino, no tiene capacidad alguna para criar a un hijo.

 - Horas extras: A ver, la pregunta del millón: ¿quien a cobrado una hora extra en España?. Cricricri...suenan los grillos. El trabajar más, para un empleado español, significa, simplemente, estar más jorobado. Si la empresa anda escasa de beneficios (lo que en muchos casos es dudoso), se puede optar por el modelo alemán (valga el tópico), en el que las horas extras se descuentan de la jornada laboral, lo que permite optar por unas minivacaciones, que lograrían, otra vez, más fluidez del dinero, pues muchos empleados, optan por viajar a otros lugares, dando beneficios a las empresas de viajes.

 - Espada de Damocles: La cabeza del trabajador siempre está en peligro, evitando que se concentre en periodos de renovación de contrato, en la labor que está haciendo. Es un vicio español el encadenamiento de contratos temporales, uno tras otro. Sin posibilidad de trienios, y en muchos casos, de pagas extras. Asimismo, el constante cambio de empleados, debido a ésto, no ayuda a que haya trabajadores veteranos y expertos que conozcan el mercado para el que trabajan, ni la dinámica de la empresa; por lo que cada vez que entra uno nuevo, tiene que aprender todo otra vez. Haciendo de la misma, una maquinaria lenta y pesada, con poco futuro de mercado.

 - Costes para el empresario demasiado caros: No todo son cosquis para el empleador. Los costes por trabajador por parte del mismo son muy caros. Y ninguno de los dos están protegidos, ya que las leyes laborales son demasiado rígidas para una cosa, y demasiado elásticas para lo que le convenga a los políticos, sindicalistas y patronal. Se protege más a un vago, que a un trabajador aplicado, y eso es algo que ya no es noticia. Tampoco se le facilita al empresario el poder contratar a empleados, tan sólo con políticas de subvenciones (la solución para todo de nuestros políticos), que se suelen dar a dedo a empresarios del corte ideológico de la formación que ha ganado las últimas elecciones.

 - El mal de las Pymes: La mayor parte de nuestras empresas, actualmente, son Pymes. Todo ello viene de la desindustrialización de los noventa, con la que desaparecieron las grandes empresas. Las pequeñas y medianas empresas son como una regleta o un ladrón, entiéndase ésto en lenguaje electricista, es decir, un nido de enchufes como cualquier otro de nuestro país. Donde no se contrata al mejor, sino a familiares de turno, para los que se les van creando puestos para que vivan de algo. Ésto hace que las empresas tengan visiones de futuro bastante torpes, que ensombrecen el panorama español.

 - Orden contra orden, desorden:  Sabio dicho militar que viene a reflejar la vida en los centros de trabajo, en los que no se sabe si hay que subir, o bajar las escaleras, con constantes órdenes contradictorias. Pues en la mayoría de los casos no hay coordinación ninguna entre los distintos departamentos, mareando a los empleados más básicos. Por lo que al final, no se logra ni un objetivo, ni otro de los propuestos. Asimismo, se observan constantes interrupciones por parte de los jefes a sus empleados, para darles nuevas órdenes, lo que dificulta la concentración del mismo. Es una cultura empresarial común, la nuestra, de jefes tipo Stasi, que siempre vigilan al empleado, en vez de darle confianza, y esperar, y juzgar, por resultados, no por estar sentado siempre frente al ordenador. También el orden de prioridades son un cachondeo, como diría Pacheco, se quiere todo a la vez, en vez de hacer las cosas una a una, y bien hechas. Además, se prioriza en cosas banales, y se olvida las verdaderamente importantes. Ésto viene por causa de los "malos jefes" que abundan en nuestro país, pues como dije antes, en su mayoría, son enchufados.

 - Vacas sagradas: España es el país que supera a la India en vacas sagradas. En todo lugar de trabajo español existen aquellos compañeros que viven de escándalo, sin pegar un palo al agua, y llevándose siempre, todos los aplausos. Y sino se los lleva, nadie les puede meter mano, porque están bien blindados. Lo que acarrea una mayor carga de trabajo, que acaba siempre, para los mismos. Que terminan por no dar a basto. Lo que deja una empresa coja en una de sus patas de productividad. También, ésto, merma la laboriosidad de la mayoría de los empleados, que optan, otra vez, por verlas venir, ya que ellos, no van a recibir ningún premio.

 - Plazos de realización: Los plazos dados por una labor, son sencillamente, imposibles, en muchas de las ocasiones. La mala gestión de los altos mandos o cargos, hace que todo sea para última hora (otro vicio español, ¿a que sí?). Algo, que como no, mosquea, constantemente a los empleados. Pues todo es para ayer, y los trabajadores, como siempre, acaban desbordados.

 - Falta originalidad en el tejido empresarial español: Somos una nación que va a la moda...a la moda de lo que sea. Nos dejamos subir al primer tranvía que pasa, sin pensar en que toda burbuja pueda estallar. Lo que quiero decir, si suena muy profundo, es que aquí, casi todas las empresas sirven para lo mismo. Si un sector está de moda, en ese sector brotará con fuerza, como hongos, todo tipo de empresas, de las cuales, con los primeros azotes de crisis, en el sector de turno, se irán a la porra miles de ellas, dejando en el paro a muchos empleados, que no están formados para otra cosa. Estancando con ello, un mercado laboral, excesivamente especializado, y poco variado. Tampoco ayuda ésto al crecimiento de una industria que daría cierta estabilidad a nuestra macroeconomía.

 - Categoría profesional: España es un país donde el ingeniero, hace trabajos de ingeniero, pero está contratado como oficial de obras. El contable, como auxiliar administrativo, y el albañil, como peón. Y todo, porque el negrero de turno quiere ahorrarse unos euros (bastantes) que de lo contrario no ganaría. El beneficio aquí no es del 25% o el 50%, que ya es decir, sino que tiene que ser del 130% o el 170%. Con contratos así, no es de extrañar que el empleado pueda dar la puñalada de turno a la empresa. 
 
 En definitiva, no hay nadie contento con el mercado laboral español, porque, definitivamente, no da ningún elemento que motive a nadie. Aquí termino ésta exposición, que tal vez, haya sido la más dura de tragar por parte de los lectores. Pero los que se hayan aventurado a leer, aunque sea un mínimo, se habrán dado cuenta, de que aunque, en algunos puntos me he podido equivocar, lo cierto es, que cuando nos levantamos un (maldito) lunes por la mañana, pensamos en que ésto no tiene solución, pues no hay voluntad de nadie, y que mejor tragar con la mierda que nos ha tocado. Que al menos, tienes trabajo. Pero así, no se va a ningún lado, sino hay la más mínima voluntad de mejora, por parte de nadie, apaga y vámonos. Que aquí, ya está todo el pescado vendido. Como decimos por aquí, en el sur. Disfruten del fin de semana,y desconecten...si es que pueden.

Jefe y supervisor...