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sábado, 28 de julio de 2012

Nada es tan eterno como lo provisional.

 Hoy he visto en el telediario una casa tipo Ikea que se construía en Sanlúcar de Barrameda. La llamo así porque se construye por piezas, al igual que los muebles, y de manera rápida y sencilla, casi para tontos. Nada de ladrillos, ni cemento, ni la madre del cordero; todo viene prefabricado ya, de las distintas industrias que se dedican a hacer cosas como éstas. Para colmo, resulta que la casa en sí, lejos de ser una cosa barata, está considerada de lujo; con unas hipotecas que más bien recuerdan a tiempos anteriores. Y es que de aquí a nada, cualquiera va a ir a un centro comercial de las afueras de alguna ciudad, a comprar piezas sueltas de la casa que uno quiere construir, eso sí, pasando antes por una exposición de las distintas posibilidades existentes. Pero por muy modernas que quieran ser éstas casas, seguiran con una norma que ya compartían los fenicios de Cádiz, y los celtas de Vigo, allá por el 3.000 a.c.: la escoba o el trozo de madera de tu última faena en el bricolaje, seguirán puestas toda la vida ahí, donde lo dejastes, sin que haya fuerza alguna que sea capaz de moverla. Y es que no hay nada tan eterno como lo provisional.

 Ese diccionario debajo de una pata de cualquier mesa, ese trapo que tapa la grasa que sale de las cadenas de una bici, esa maceta donde hay una planta que la palmó hace tiempo porque nunca la regabas, ese cuadro o ese mueble que pusistes para que hiciera de relleno mientras buscabas otro porque en aquel momento no había dinero, ese vaso o esa taza vieja que pusistes debajo de la gotera de cualquier grifo, la videoconsola vieja que dijistes "cualquier día libre la llevo al punto limpio", la arena de la playa de un coche, o por ejemplo, aquella chapuza que hicistes en una pared para tapar algún agujero, y que dijistes, el verano que viene lo pinto y ya está; todos tienen en común una cosa: son provisionales, y por tanto eternos. La fuerza centrípeta que ello acarrea, aplicada a la masa y al peso, hacen imposible cualquier movimiento uniforme o no, del objeto. Pero no todo lo provisional tiene porque ser un objeto, también cualquier cosa puede ser susceptible del llamado "objeto uniforme provisional y eterno". Por ejemplo, siempre están aquellos amigos de los que piensas que un día que tengas libre los vas a llamar, y cuando ese día llega, se rodea algo que lo impide, o simplemente, estás en tu casa hecho un felpudo sin poder moverte, porque en tu trabajo no se ha parado esa semana, y por tanto, decides quedarte en el sofá tumbado, que es lo más sano para el lunes. Esa es la eterna llamada telefónica "provisional", que tienes idea de hacer cualquier día, y que al final, casi nunca haces. El  fumar es otro acto transitorio que uno tiene marcado por fechas, cada 1 de enero, cada 1 de septiembre, o cualquier otro día del calendario es bueno dejar de fumar; la cuestión del asunto es que uno se tira fumando un tiempo, y siempre dice aquello de "para tal día lo dejo y ya está..." (aro joé). Con las dietas pasa lo mismo, uno se atiborra de pizzas, hamburguesas, tacos y demás porque tal día lo deja sin contar que, al final, si es verdad que empieza la dieta, lo hace con cinco kilos de más por el arte de lo provisional. Pero lo normal en los dos casos últimos es que, uno se queda fumador y el otro gordo. O los dos casos, como me pasó a mí...

 Por último decir, que el trabajo es otro lugar donde uno encuentra un montón de activos "provisionales", esos papeles que se iban a destruir, esa oficina para salir del paso que le pusieron al más nuevo o al primer becario que llegó, y que luego han pasado veinte más, y sigue ahí; esa mesa o esa silla coja, ese trabajador que llegó para sustituir una baja por un dolor de espalda, y que sigue ahí; esos ordenadores viejos que se iban a cambiar en el año 1.998, el aire acondicionado más viejo que la polka, los andamios y las vallas de una calle, la cafetera que echa más agua que café, o ese compañero al que no tragas, que te trajeron transitoriamente y al que, al final, llevas años merendándote. Tampoco la política se libra, sino miren la Constitución del 78, es la única que no ha sido terminada, y es la que más está durando. Y es que a veces pienso que las pirámides de Egipto, las únicas maravillas de las siete de la antigüedad que quedan, fueron hechas sólamente para unos días, porque sino no se explica como llevan tantos siglos tan enteras, a pesar de las guerras, terremotos, integristas y demás joyas que han ido pasando a lo largo de la historia. Seguro que lo hubieran hecho para pasar a la posteridad, y hubieran durado cuatro años. Y es que hay otra ley física que es infalible en éstas lides: Todo lo eterno dura el tiempo justo hasta que llega la primera crisis. Hitler y su Reich de "mil años" lo aprendió, y nosotros con el gran Euro que iba a hacer una Europa grande y unida, lo estamos aprendiendo.





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