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lunes, 19 de mayo de 2014

Memoria histérica, ¿Y ahora que?. Sábado 15 de mayo de 2010, a las 17:24.

  Eah, al carajo, también los funcionarios sufren la crisis, toda la vida opositando para que la final tan jodido sea enero como febrero. Evidentemente, con el modelo especulativo occidental, los que sufren son los del pueblo, los que trabajan para las empresas y para el estado, mientras políticos y adinerados siguen pagando menos de lo que deben, además de irse de rositas por derrochar el dinero de todo el mundo. Sinceramente, nos lo hemos creído, nos hemos entrampado más de la cuenta, mientras vivíamos en un país, que se declaraba como ¿octava? potencia económica, y que se había desarrollado mucho desde el franquismo.

 El contagio de los mercados y bancos hacia los ciudadanos, en sus políticas de derroche ha sido impagable, nos han engañado como a chinos. Pero realmente, tanto con Felipe, como con Aznar y éste, se escondía, una tremenda realidad: cada mes (del glorioso boom inmobiliario) se presumía de las tremendas cifras de contratos laborales en España, superando a países como Alemania o Francia; lo que nadie contaba, es que se contrataba a más gente porque, sencillamente, se despedía al mismo número de empleados; pues la mayoría eran empleos inestables, de tres o seis meses, indefinidos, en el mejor de los casos, ya que la palabra "fijo" desapareció del mapa hace mucho tiempo. No ha existido nunca una estabilidad familiar, por lo tanto ha habido menos natalidad, deteriorando el sistema de pensiones a la larga, e incluso a la propia Seguridad Social, que tanto nos ha costado conseguir. Las empresas han abusado, y siguen abusando, aprovechándose de la crisis, creyendo que sus trabajadores son siervos atados a la tierra, tanto que hacen dudar de si la crisis es verdaderamente un accidente, o simplemente una coyuntura más para atar más al trabajador, con empleos basura. Pero mientras los españoles sigamos pensando así con el típico: eso es lo que hay; nos la van a dar por todos lados.

 Los únicos que estaban estables eran dos tipos de ciudadanos, los prejubilados (tipical spanish) y los funcionarios, muchos de éstos últimos, sobre todo los pseudointelectuales, han jaleado proclamas y pamplinas propias de la época, típico síntoma del que no tiene nada que hacer. Han visto como en un país se llegaba cuatro millones de parados, sin que aquí pasara nada, porque, total, yo ya tengo mi sueldo fijo. Es muy fácil pertenecer a una idea política, sea del color que sea, rojo o azul, teniendo tu pan asegurado en la mesa. Pero no se han acordado del que le ríe los chistes al tonto de turno a costa de los demás, sufrirá los mismos chistes del mismo personaje, pero hacia su persona, pues el tonto, al fín y al cabo se ríe de todos. No han visto las orejas al lobo; ahora que les recortan el sueldo (un año, mientras que al resto no hace falta que nos lo recorte, porque sino tendríamos que pagar por trabajar) se quejan, y habrá una posible huelga general, que se podía haber hecho antes con los abusos de las empresas, pero para los sindicatos, esas mejor no tocarlas, pues tiene más poder que el estado. Ésto marca la realidad que va haber en el siglo XXI, especuladores y empresas, manejando la bolsa a su antojo, para obtener extremos beneficios, a costa de recortar las libertades del estado y de los ciudadanos.

 ¿Porque no cambiar la Memoria Histórica de la Guerra Civil, al siglo XIX?, nos va a servir de mucho más, porque sólo así nos daremos cuenta, de cómo quieren las empresas que trabajen sus empleados, en condiciones similares a las de aquellas fábricas, mientras sus propietarios se enriquecen y ganan poder.

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