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sábado, 14 de junio de 2014

Las bicicletas son para el varano.

 Los varanos son unos lagartos gigantes repartidos a lo largo del mundo y que pueden alcanzar algunos metros de longitud. Aunque he de decir, que los peores saurios del mundo los he visto en películas que se suponían, trataban de la prehistoria, y metía a los dinosaurios con los humanos en la misma época; siendo, por supuesto los primeros, lagartos a los que le habían pegado un cuerno, y con los que habían multiplicado descaradamente su proporción en la pantalla. Hay que decir que el bicho pegaba unos rugidos que se te caían los pelos, y se acababa peleando, y muriendo, contra el humano que solo luchaba con una simple lanza de madera...él sólo. Pero lagartones hay de todo tipo, sobre todo en la pequeña pantalla o en las redes sociales, y sobre todo, en partidos políticos. Pablo Iglesias es uno de la casta de los lagartones, lo quiera o no, junto a todos los inútiles que hay en el Congreso de los Diputados. Reptilianos republicanos, fachas, pseudopacifistas con los que no se puede opinar de nada para no ofender a nadie,  y reptilianos de tertulia televisiva, que son los que se han extendido como una mancha de aceite. Todos tienen en común una cosa: siempre están criticando al fútbol. Es lo correcto hoy día, los futbolistas cobran barbaridades, los actores no, los cantantes tampoco, ni los directores de cajas de ahorro arruinadas.

 Por favor, me encanta el deporte rey, y voy a ver el Mundial, porque me da la gana, y no hago nada malo. Y si es el pan y circo, o el puto opio del pueblo, no digamos de aquellos vividores que viven del cuento rosa de Tele 5 o del Corazón de Melón presentado por la Anne Igartiburu, donde se cuenta una y otra vez, como un bucle, repetitivo al extremo, las tonterías de la Pantojita y el impresentable de su novio. O aquellos vividores que se han enchufado en cualquier empresa pública o cobran el PER mientras fabrican carteras de cuero o asaltan Mercadonas, y piscinas municipales echándole huevos (y agrediendo) a una pobre trabajadora que osó a contradecir al imperio de lo correcto y de lo igualitario. Todos sin hacer el puto huevo, igual o menos, oye, que los futbolistas, que al menos, tienen unas habilidades, y ofrecen un espectáculo, que pocos pueden dar, por el mero hecho, de que Dios les ha dado unas habilidades, que al resto de los mortales nos han negado. Lo quieran o no, es como admirar la destreza de Goya en la pintura, o la de Ara Malikian con el violín, o a Sara Baras bailando, o a Quevedo con su ingenio, entre otros, y variando de épocas y arte. Porque todos tienen en común una cosa: su talento es innato. Y ni usted, ni yo, por mucho que aprendamos, no vamos a jugar como Messi, ni a pintar como Goya, ni a escribir como Quevedo, y de bailar, mejor ni hablo... Dicen las nuevas leyes modernas de los cursos de FPO, centros de reeducación de lo políticamente correcto, que todo el mundo sirve para algo, puede que sea real, y claro, también hay gente que sirve para todo, y otros que no sirven para nada. Aunque esto último, no sea acertado decirlo para los censores de lo correcto.

 En fin, quieran o no, el fútbol es arte, y aunque España haga el ridículo como hizo ayer con Holanda, siempre se puede admirar un espectáculo que nos reservan los mejores artistas del balompié mundial. Pero si son de lo políticamente correcto, no me escuchen pues, soy varón blanco, español, de entre treinta y cuarenta años, casado normalmente con la que fue mi novia de siempre, sin ser padre soltero, ni bajo el umbral de la pobreza. Y por supuesto me gusta el fútbol, porque me da la gana, y no tengo que darle explicaciones a nadie del puto opio, ni de porqué no me manifiesto en la calle por un futuro, que va a ser una mierda de todos modos. Porque claro, no toda la culpa va a ser de los políticos y los banqueros, ¿no?. Hubo un tiempo en que hasta los perroflautas tenían un Audi, y ahora, todos a protestar, y a criticar a los que vemos el fútbol con una cervecita. Que eso es lo correcto. Y créanme, vea el fútbol yo, o no, el mundo no va a mejorar, ni la prima de riesgo va a bajar, de eso doy fe, y alguna vez puedo llevarme una alegría, que en España, y Cádiz, concretamente, no es que abunden.



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