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sábado, 25 de mayo de 2013

Verdades sobre los jefes.

 Hoy es una entrada corta, no ando con mucho humor, a pesar de ser viernes. Los ánimos no son precisamente los mejores, pues uno no ve la luz de un túnel, que en Cádiz es crónico, y si fuera submarino, hubiera llevado de la Tacita de Plata a Nueva York, con gasolineras y áreas de servicio por medio de lo largo que resulta ya el mismo, pues no se atisba luz ninguna. Desde que tengo uso de razón, ya estaban mal las cosas aquí, incluso cuando España era la admiración de un mundo exterior que veía relucir mucho oro que servía para esconder un escenario de cartón- piedra que, en realidad, olía a podredumbre. Así pues, uno en Cádiz no escoge su trabajo, sino que éste lo llama a él. El gaditano, y pese a la típica (y ya rancia) fama de vago, se adapta a cualquier empleo que se tercie, y cumple como el que más. Eso...no lo hace cualquier pueblo.

 Por eso, en mi experiencia laboral, que aunque no es muy amplia, sí me ha permitido observar varios frentes, tipos de empresas, jefes, empleados, etc. Y he tenido de todo, pero en general me he llevado bien con casi todo el mundo. Sólo una empresa me causa infausto recuerdo, y no fue por nada especial, pero el ambiente, sencillamente, era pésimo. Y es que las compañías, y lo que trabajan estas, hacen mucho. Así que, en opinión mía, que no tiene que ser la de los demás, divido a los jefes en dos clases:

 - Jefes con mala fama: trabajan todos, se cumplen los horarios a rajatabla, no hay vacas sagradas (aunque algún pelota siempre hay), todos se ven agobiados de trabajo, y todos tienen una labor que hacer, perfectamente, y tácticamente ordenada.

 - Jefes con fama de "buena gente": No trabaja nadie, salvo los cuatro gilipollas de turno a los que le cae todo el trabajo de los demás. Al final, nadie sabe que labor hace, porque le acaban cayendo a los cuatro de siempre, los trabajos de aquellas vacas sagradas que no dan un palo al agua. Y así en efecto dominó, a lo de menganito le cae lo de fulanito, y lo suyo;  fulanito trabaja lo suyo y lo de sultanito... Los cuatro de siempre llegan tarde, pero se les ríe como una gracia. Hay reuniones y charlas (no de trabajo) que duran horas en los pasillos y en las puertas en las que se sale a fumar. Normalmente, hay mucho jefe y poco indio. Al final, se va a la calle el que trabaja, porque al no dar abasto, deja labores atrasadas, y eso no está bien...

 Esto es dado a generalizar, ni todos las empresas son así, ni todos los jefes, empleados, etc... En definitiva, mi conclusión es: dejen que rajen de los jefes...es buena señal. Pon un jefe sieso en tu vida. Tú vas a currar tela, pero los demás también. Que en este país gusta mucho eso de cuatro mirando y uno trabajando. Y así nos va...


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