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viernes, 28 de marzo de 2014

Entre fogones y firmas.

 Me acabo de enterar de una cosa nefasta para nuestra patria reputación (mi fuente ha sido el trivial), pues resulta que España es el país con más ediciones de Gran Hermano del mundo. Se inventó en Holanda, y ha pasado por todas las naciones, en versiones más o menos guarras; pero fíjese honorable lector, que nada más que aquí, es donde hemos sacado tanto partido al dichoso reality: que si debates con Jorge Javier Vázquez, que si resúmenes con Jorge Javier Vázquez, y hasta un canal nuevo (que no era Telecinco, aunque lo pareciera), dedicado expresamente al Gran Hermano de los c...con Jorge Javier Vázquez. Que es como el Juan y Medio de Telecinco. 

 Eso demuestra que España, y los españoles, incluyendo a aquellos que no quieren serlo, resultamos ser los más pesados y cansinos del orbe, y que cuando nos da por algo, nos da hasta que nos aburrimos ya, por jartibles. Y si no miren a Cuéntame como pasó, que pronto podrá llamarse Odisea en el Espacio porque a este paso llegarán al 2.001. O Arrayán, en Canal Sur, que no se quien lo vería, pero que los actores debieran de haber hecho oposiciones, porque eso era lo mismo que ser funcionario, pues tenían trabajo fijo durante veinte temporadas. Pero como es de la Junta, da igual, porque entran todos a dedo. En otros planos, ha llegado a nuestra propia perdición como seres humanos los grupos de Whatsapp, algo que viene para aumentar el número de peatones atropellados. Hace unos pocos años fueron las redes sociales, y hace una década, los correos electrónicos, chats, y messenger varios. Y todos pasan por las mismas etapas: primero correos y chistes graciosos, luego correos reivindicativos y de firmas, luego chistes verdes y tetas varias, después las leyendas urbanas del tipo a Juanito Wilson Juarez le quitaron un riñón por irse de putas, y por último, en la etapa de decadencia, dramones al estilo de, mi hijo desaparecido y enfermo de la enfermedad de Harmen Haart, o teorias conspiranoicas de cada espectro ideológico cerril español, e incluso, de otros lados del mundo, como EEUU. Asimismo, vino la racha coñazo de los Bloggers...ejem.

 También hubo una racha coñazo de Vota por mi niño en el catálogo del Kiabi o en el de Nenuco. O en la que todo el mundo tenía que sacarse un curso de Prevención de Riesgos Laborales (justo antes de la crisis); ahora es el inglés y el maldito B2, que suena a medicamento para borrachos. Pero las últimas modas son dos: en la televisión se nos invade con programas de cocineros y fogones, en tiempos en los que todos cocinamos con microhondas. Y en los que abrir simple bar, es tarea imposible. Y segundo, con los correos de firmas; he de decir que muchos son justos, y que están bien; de hecho se han salvado muchos espacios y especies naturales gracias a ello. Pero es que ahora hay que firmar hasta para que el cornetín del pregonero de Villacascajo de Arriba esté adornado con felpa. Ya debo haber firmado al menos cien solicitudes, entre las que habían una causa, y su contraria. Las dos las he firmado...por quedar bien. Porque encima, el dichoso escrito avisa a quien te lo envió diciendo que lo has firmado. Como conclusión diré, que firmaré hasta mi sentencia de muerte... y que me comprare una camisa como la de Chicote. Os dejo diciendo que voy a preparar un batido espumoso de cacao, es decir, el cola cao de toda la vida. Adios.


2 comentarios:

  1. Triunfo de la vulgaridad. Nuestros gobernantes están consiguiendo sus objetivos.

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  2. Joder, es que las leyes educativas van cada vez a peor...No sé a que punto vamos a llegar. Pues encima, ya anda la administración echándole la culpa al docente.

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