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viernes, 7 de marzo de 2014

Las grandes mentiras de un curriculum

 Ahora que han pasado los Oscars, los Goyas mitineros, los Globos de Oro, y por supuesto, el Concurso de Agrupaciones de Carnaval del Teatro Falla; toca decir aquello de que hay mucho cajonazo, y mucho amiguismo. Pero siento contar que hay algo que está más amañado aún que todos los premios antes mencionados: me refiero a los concursos que se organizan en los colegios por el AMPA (antiguo APA). Son esos concursos de manualidades, o de baile, o vaya a saber que, que organizan los padres (y madres) de los alumnos de primaria. Y que como no, siempre ganan los hijos de aquellos que son altas figuras de dicha asociación. Pero no les guardo rencor, porque aunque el concurso estuviera limpio, yo no ganaría nada, y siempre quedaría el último, por pato. Si hay algo con más cocina que estos certámenes, por favor, ruego que me lo comuniquen para ponerlo en acta ante notario.

 No obstante, otro certamen bien trucado son los accesos a los puestos de trabajo en España, y en Andalucía más. Sean públicos o privados. Y nosotros, los curritos, como gilipollas (de ahí mi cabecera), nos esforzamos en destacar lo grandilocuente de un curriculum, que seamos sinceros, en la mayoría de los casos, no dejan de ser una mierda. Por eso, yo, como Jordi Évole, sin gafas, y cuarenta kilos de más, vengo a desmentir los cuentos que el mortal de los comunes explaya en su curriculum (y sin dar coba alguna con el 23F):

 -Nivel de Inglés: Con la obsesión insana de las autoridades con el idioma, ahora todo hijo de vecino habla el idioma de Shakespeare, como el mejor británico de la Commonwealth, olvidándose que si perteneciéramos a dicha asociación, lo seríamos de un perfecto inglés de Gibraltar. Yo nunca destaco en mi curriculum nada de idiomas, porque es de pena decir que tengo un nivel bajo de inglés, cuando no tengo ni idea. Solamente lo que recuerdo del colegio. Pero los hay con más jeta, y te ponen aquello de nivel medio. Lo peor es que si te escogen (porque alguien honrado habrá, digo yo), es que puedes acabar con cara de tonto del haba, sin entender una palabra, cuando llegue la hora de la verdad.

 - Autocad: muy propio de aquellos que han estudiado en las ramas de ciencia. Y aquí me detengo a hacer una pregunta: ¿Cuando los institutos y universidades españolas han enseñado algo en condiciones?. Eso por no hablar de las FPO...que se aprueba sólo por ir. Me muero de ganas de ver como haces un plano con los modernos autocad, cuando tú te conoces aquella versión del MSDos.

 - Me gusta el trabajo en equipo: eres un pedazo de siesomanío, pero te gusta trabajar en equipo de cara a todo el mundo. Aunque luego te pases por el forro a los demás y vayas a tu puta bola.

 - Disposición al aprendizaje: no jodas...¿vas al trabajo a aprender, o a ganar pasta?. Me pagan una mierda, pero estoy contento porque aprendo. Lo tuyo no tiene nombre, si es verdad lo que dices.

 - Exceso de gloria personal en tu empresa anterior: Eras cabo del cuartel, y dabas órdenes al comandante, ¿a que sí?. En serio, de todas tus funciones en tus anteriores trabajos, ¿cuales eran reales?. Mejor decir que eras un currito, el último mono, y que te echaron porque las cosas están así de mal. Y por cierto, mejor no ir de héroe, y largar aquello de que todo el mundo estaba equivocado menos tú. Eso funciona con algún tonto que no sabe de que va la cosa, pero no con alguien que lleva tratando con capullos como tú desde que se levanta hasta que se acuesta, así cinco, o seis, días a la semana.

 - Informática a nivel de usuario: Eso es...que sabes mucho de Tuenti, facebook o WhatsApps, y un poco de Microsoft Word. Del resto de Office: Access, Excel, Outlook y PowerPoint, ni hablamos. Pero pones aquello de "nivel de usuario", y te crees que el tío de recursos humanos es gilipollas, y va a decir: pues mira, nivel de usuario, mejor que uno con nivel avanzado...

 - Tengo carta de recomendación: ¿A mi que cojones me importa?, si tu anterior jefe fue alguien educado que se molestó en hacértela por no desmoralizarte demasiado, encima es que es para aplaudirle. Seamos sinceros, una carta de recomendación te vale, cuando te echaron de la otra empresa, porque directamente, cerró, y os fuisteis todos a la calle. Si no es por otro motivo, mejor no ponerla, porque ¿si estaba tan contento contigo, por qué no te quedastes?.

 Termino aquí a groso modo, un artículo, por el que me van a llover palos de todos lados. Pero es que, sinceramente, en mi caso que me he caracterizado por explicar en mis entradas, por activa y pasiva, que lo de las entrevistas de trabajo son una puñetera farsa, he de decir, que nosotros también hemos entrado en el juego, humillándonos hasta niveles rastreros, para seguir el rollo, que las empresas han creado. En su tablero, y con sus normas. Cuando debería de ser al revés, pues son ellos los que fichan. Pero de la precariedad se aprovechan todos lo buitres. Y nosotros, en Andalucía, estamos en el desierto, y sin agua. Que pena de futuro nos queda.


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