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viernes, 21 de febrero de 2014

El silencio de los chuflas.

 Te pasas la puta vida dando explicaciones, sobre todo, si sobre ti, pesa la fama de que haces las cosas como el culo (como me pasaba en mi colegio de EGB, de infausta memoria). Te justificas, primero, ante tus maestros, luego, ante tus profesores, jefes, padres, pareja, suegros, amigos, listillos que se cruzan en tu vida...y así hasta que la palmas, y según dice la Biblia, debes darle explicaciones a San Pedro. O al mismísimo Dios. Lo que manda cojones, después de una vida tragando miñocas, tener que depender del capricho divino para ver si te mandan para el infierno, que es como España, pero con menos invierno. O para el cielo, donde se encuentran todos los Don Perfectos que han pasado por la Tierra. Si te reencarnas es peor, porque es volver a lo mismo en el mejor de los casos, o directamente acabar peor, convertido en gallina de una cooperativa, en cerdo de una granja de McDonald, o lo que es peor aún, puedes acabar siendo de Jerez. 

 Pero como todo, en esta vida, y en las otras, siempre hay el que mea colonia. Los hay de distintas categorías, claro, los hay que orinan colonia de baño Nenuco, y los hay que miccionan Narciso Rodríguez. Y eso pasa en todos los trabajos, familias, pandillas de amigos, y tascas, entre otros ámbitos de la vida. Recuerdo siempre en estos casos, e inevitablemente, al memorable capítulo de Homer Simpson contra Frank Grimmes. Y es que el inútil y/o jeta de turno que hace lo que le da la gana es, sin que nadie le pregunte el porqué de sus acciones es un fenómeno tan universal como la estupidez o el Gangnam Style; y que encima, justifiquen sus cafradas fastidia más, con el tan típico: Es que fulanito es así. O son cosas de menganito. Y trágate el sapo, con salsa barbacoa si se quiere. Porque siempre habrá gilipollas que justifiquen al inepto o capullo de turno. Ahora bien, si tú haces lo mismo, la semana que viene, te encontrarás con la desaprobación de todo el mundo. Y cuando digas aquello de que fulanito también lo hace, los demás dirán que no es lo mismo, que tú lo haces con mala uva, y el otro es que es así de nacimiento. Pero la cosa puede ser peor, puede resultar que todo el mundo piense como el vaca sagrada, y entonces, hagan lo mismo. La cafrada, falta, o escaqueo de turno, por decir algo para que me entendáis, sea motivo de ejemplo; así pues la pandilla, comunidad de vecinos o centro de trabajo, caerá en una espiral de yo hago lo que me sale de ahí, porque así soy feliz, y que se jodan los demás. Y todo quedará en un círculo vicioso hasta que o bien, todo explote, o sencillamente se disuelva como un azucarillo.

 Pero como siempre, hay dos opciones, te puedes pasar la vida cabreado, y ver como los chuflas le ríen la gracia al carajote de turno. O bien, tomártelo todo con filosofía, no meterte en nada, y que después cada uno coja su trozo de cascote de escombro. Al fin y al cabo, tarde o temprano te irás del lugar o grupo, y en el siguiente, habrá otro igual o peor. Toca aquello de poner buena cara al mal tiempo, y aprender la filosofía que llevo siguiendo toda mi vida: si tiene solución, se solucionará, así lo mejor es no mosquearse con ello; sino la tiene, te tienes que joder de todos modos, así que no vale la pena enfadarse. Lo mejor una caña o una copa de vino, y al resto del mundo, que le den por el culo. Que no me hace falta nadie. Salud.


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