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viernes, 23 de marzo de 2012

La ley del silencio.

Es tal vez porque sea viernes, o tal vez porque se me ha acabado el último cigarro del paquete, y no tengo ganas de bajar a comprar. Pero me ha dado lo que en Cádiz se denomina la "Picá", es decir, hacer algo sin pensárselo. Una actuación muy extraña por mi parte, ya que soy una persona muy reflexiva, tan en exceso, que si fuera pastor, las ovejas se aburrirían conmigo. Pero me ha dado por ahi. Así que abro éste nuevo blog, para así apartar a "Mirando al sur" de mis reflexiones, y dedicarlo exclusivamente a las curiosidades. Así pues, es éste el nuevo blog de opinión, mientras el otro se queda para, eso, los temas de historia y naturaleza. Hay que decir, no obstante, que voy a seguir opinando en el otro blog, pero más bien de temas relacionados con la naturaleza o la historia españolas, mientras que éste lo dejo para opiniones más mundanas, y que requieran de más humor...o cabreo. Así que empiezo con la primera reflexión: el silencio como aliado.

Y es que si hay un dicho más acertado en éste mundo, que venga Dios y me lo diga, porque bajo mi punto de vista es que no hay otro igual. Y viene, mira por donde...de las Leyes de Murphy, que no son científicas, pero que lo clavan. Y que fué popularizada por Groucho Marx. El dicho en cuestión es: Más vale parecer tonto y estar callado, que hablar y serlo, definitivamente. A fín de cuenta, el silencio es libertad, pues las palabras, las tuyas propias, te esclavizan de tal modo, que una simple afirmación puede ser una condena en tu lugar de trabajo, de ocio, etc. Y aunque permanezcas callado, es posible, que no hayas guardado silencio ante el tío más bocazas del mundo...ese que, inevitablemente, va a meter la pata hasta el fondo, en el momento, y en el sitio menos apropiado. Baste con hacer un experimento: cuéntele a todo el mundo algo (inventado, claro), y por supuesto digan que es un secreto, y que no hay que contarselo a nadie. En menos de lo que tarda en salir el sol, la noticia se expándera por tú ámbito de influencia, y mucho más allá, de lo que imaginabas. Creánme, te llamará hasta Obama para preguntarte si es cierto. Pero ahora pruebe otro experimento: dile a todo el mundo que la noticia (que te acabas de inventar) es muy importante, y que todo el mundo tiene que darse por enterado. En el mejor de los casos, no se enterará de tal, aquel quien querías que se enterara, y en el peor, lo que has dicho se quedará donde lo contastes, ya que a nadie le importará nada, y a todo el mundo le entrará por un oído, y le saldrá por el otro. Sobra decir, tras éste inciso, que el bocazas es experto en meter la pata en el peor momento, y con la peor gente. Y si vas por la calle con tu bocazas particular, las probabilidades de encontrarte a alguien de quien no quieres que se entere de algo, se multiplican de modo exponencial. Y justo, meterá la pata, cuando la música del bar o las máquinas del trabajo se silencien durante unas escasas milésimas de segundo. Para que todo hijo de vecino se entere de todo, con pelos y señales.

En fin, no me enrollo más, y concluyo diciendo aquello de...si los gilipollas volaran, no veríamos el sol. Así me despediré a partir de siempre.

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