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sábado, 8 de septiembre de 2012

Las miserias del Berlín Oriental

  De todos es conocido que la mejor policía secreta del mundo fue aquella que existió en la Alemania Democrática, o más comúnmente llamada, Oriental. Siendo una paradoja aquello de que todo país que se denomine “democrático”, no lo es, como pasa con la República Democrática del Congo. Sin embargo, su base se apoyaba, aparte de en sus ingeniosos métodos, en una ingente cantidad de chivatos y cotillas que le suministraban información constante. Pero no se crean que eso lo inventaron los alemanes, sino que casi con toda seguridad, lo hizo un español. De hecho, soy de los que opinan, como José Mota, que todo pueblo español tiene su vieja de visillo, que observa, juzga y paliquea de todo el mundo. Si en España se hubiera instalado alguna vez una especie de Stasi, hubiera tenido más éxito, sin duda, que la alemana, pero de aquí a Lima. Toda la mancha de marujo/as que ven Gran Hermano se hubieran hartado de ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el suyo propio. Y sino vean el ejemplo:

  JJ. es un tipo que está siempre buscándose algo con lo que ganarse la vida y así poder independizarse. Hay que decir que no ha durado más de un año en ningún puesto de trabajo, a pesar de que cumple siempre a rajatabla todo lo que se le pide. Pero todo es temporal, y que para encontrar algo bueno, hay que aplicar el método español de contratación: el enchufe. Algo que ni tiene, ni parece que lo vaya a tener. Empezó trabajando como no, de becario, gratis total, haciendo una sustitución de verano, tuvo la ilusión de pensar que como una de las trabajadoras del centro donde estaba asignado se quedó embarazada, él cogería la vez mientras duraba la maternidad. Pero junto a él, entró otra muchacha. Así pues, la decisión de la directiva estaba tomada, se quedaba el que tenía las tetas más grandes. Primera en la frente. El siguiente trabajo también fue de becario, en otra sustitución de verano, también sin cobrar, pero en ésta empresa, todos los empleados eran primos, hermanos, tíos, etc. Y es que nadie como una Pyme para dar trabajo…a los de su familia. Pasó el verano y el invierno una vez más, volvió a llamar la academia que hacía contrataciones de becarios. Y volvió a tragar. Entró en otra, en la que había tres tío dirigiendo la empresa, y una enorme masa de becarios, que iban y venían. Al siguiente verano, le volvieron a llamar de la misma academia para lo mismo, a lo que nuestro personaje respondió:

-           - No, pisha, déjalo que éste verano me tengo que quedar con el perro de mi cuñado.

  Entre verano y verano,  JJ. hacía cursos de formación tipo FPO, que le prometían el oro y el moro, pero que acababan siempre igual, hasta los mismísimos bolos de dinámicas de grupo. En el primero trabajó como un condenado como si de un curso reglado se tratara, pero al cuarto se dedicaba a aparecer y vaguear. Ya le llamaban el “licenciado en FPOs”. También tenía su orientadora, en uno de esos centros para el empleo, en los que, precisamente, lo que no se encuentra es trabajo, pero ésta, se dedicaba a jugar al comecocos mientras creía que nadie la miraba. También se aburrió. Se metió a opositar, pero resultó que estudiaba para algo en lo que salía diez plazas cada cuatro años, como las olimpiadas, casualmente cuando había elecciones al Parlamento Andaluz. También se aburrió, porque además, las plazas estaban vendidas, o mejor dicho regaladas. Mientras tanto escuchaba eso de:

      -  El que no trabaja hoy día, es porque no quiere.

  Encontró un trabajo remunerado, mira por donde, de albañil chapucero, y evidentemente, le llamaban de vez en cuando, en verano, y por supuesto, le pagaban en negro. Luego se metió a jardinero, pero también lo dejó porque trabajaba nueve horas, pero cotizaba y estaba asegurado cuatro. Trabajó, en ocasiones, también en unos grandes almacenes, pero sólo lo llamaban por Navidad, como al calvo del anuncio de loterías. Al fin encontró algo en lo que quedarse, cobraba una mierda, unos 500 euros, pero al menos era algo. Sin embargo, cuando le fueron a renovar, le dijeron que le bajarían el sueldo a 300 euros, porque había que apretarse el cinturón en tiempos de crisis. Así que se acordó de los directores de los bancos intervenidos, que también estaban en su situación. Pudo seguir hasta que se le acabó el contrato.

 Cierto lunes por la mañana, iba preparado para correr por el parque, y al bajar del portal, se encontró a las dos viejas de visillo del barrio en el portal. Después de fardar cada una de sus hijos delante de él, que si uno es médico, el otro juez, que si Marinakis está trabajando en Salzburgo y pasa menos frío que aquí en Cádiz porque allí están preparados… y que a menganito le va muy bien porque es el puto amo…se vuelven para el chaval, y le preguntan:

-           -  ¿Tú no trabajas hoy?

-         - No, me he vuelto a quedar sin nada, en lo que trabajaba era una puta mierda.- respondió el chaval bajo la cínica mirada sonriente de las dos marujas.

  Se fue cabizbajo calle abajo, mientras pensaba si hacer el casting de Gran Hermano, donde tendría más futuro. Mientras las dos viejas se decían una a la otra:

-           - Desde luego es que hay gente vaga, que no quieren trabajar en nada.

-           - Es que se está muy cómodo en casa con mamá y papá, que te den todo hecho.

   Glorias y miserias de la España imperial, donde tanto marujas que no han pegado un palo al agua, como el gobierno, afirman que hay trabajo a porrillo para escoger; pero que los parados no quieren, porque eso de madrugar es muy incómodo. Olé por vuestros huevos...y nosotros sin darnos cuenta.





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