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viernes, 7 de diciembre de 2012

El mal ajeno.

 Hay que decir que no soy tan malo, aunque con ésta entrada voy a quedar como el maestro que enseñó a Darth Vader, Hannibal Lecter o Freddy Krueger, entre otros, a ser los chungos de las películas. Pero no, creánme, soy honrado, y a veces, hasta buena gente. Pero que todo el mundo levante una mano, y ponga la otra sobre la biblia, y me jure haciendo el pino- puente que hay ocasiones, en las que uno no ve muertos, sino que se ríe del mal de algún capullo que te ha estado haciendo la vida imposible. Y el que diga que no, o es tonto, que quiere que les diga...porque lo de la otra mejilla no me lo creo, o es que directamente, no se entera de la misa, la mitad, ya que estamos.
 
 Antes de que me juzguen y piensen que soy un mal tipo, me voy a justificar: me he pasado medio blog de "Reflexiones de un Gilipollas" y otro medio de "Mirando al Sur", contestando en contra de las declaraciones de un capullo a la que toda España le tiene manía. Afirmaciones tan "lucidas" como éstas, eran suyas:
 
 - En España para salir de la crisis, hay que trabajar más, y cobrar menos.
 
 - Los funcionarios para que sean más productivos no deben tener contrato fijo.
 
 - A esos mismos funcionarios hay quitarles muchos de sus privilegios, y de sus "demasiados" días de descanso.
 
 Esas, entre otras joyas, de las que ahora prefiero no acordarme, porque cada vez que he hablado de de éste bocazas, me he encendido. Ahora, el hombre que apostaba por la sobriedad, el trabajo duro por dos mendrugos de pan para salir de la crisis, los contratos basuras, y demás, resulta que la misma receta que pedía para todo el personal, él mismo no se la aplica; detenido por defraudar a Hacienda, y ganar dinero a mansalva sin mover un sólo dedo. Lo que en España, hacen los "listos"... Esos que ahora todo el mundo pone a parir, pero que se les ha admirado. Ese tipo al que me refiero era el presidente de una Patronal que parece sacada de unas minas de carbón del Gales del XIX, no doy nombres, ni más señas, por razones obvias, ha salido en todos los telediarios. Pero a buen entendedor, pocas palabras bastan. Siento de terminar de forma tan bajuna, pero no me resisto a hacerlo, pues ha sido una sorpresa muy grata para mí la que le ha caído. Que te jodan, capullo. 
 
 
 
 

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