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sábado, 1 de diciembre de 2012

La suerte de la fea...

 Hemos entrado ya en diciembre, y llegan ya, ciertos clichés que deben de cumplirse obligatoriamente, cada año, como si de un ritual se tratara. Llegan la compra masiva de regalos, de comidas y dulces; las reuniones con amigos y familiares, las cenas y comidas de trabajo (será otro tema de éste mes), el boicot a los productos catalanes, y por supuesto, la acción de buenos actos por parte de muchos de aquellos que, al parecer, han tenido la visita de los tres fantasmas de la Navidad. Pero si hay algo que anuncia la llegada de las fiestas es el constante ofrecimiento, por parte de todos nuestros conocidos, de las loterías de Navidad, especialmente del Gordo. Ese que siempre toca en Valencia o Cataluña, y nunca pasa por Cádiz desde 1.813. Y cuyo calvo del anuncio desapareció cuando fue a comprar tabaco.
 
 Hay que decir que todas las loterías, pero especialmente la del Gordo, son como el cemento, cuando tocan sólo sirven para tapar agujeros, a decir de la gente. Sin embargo, y hay que ser sincero, en el día internacional de la salud, esa que todos, al menos, seguimos teniendo cuando no nos toca, y hay que ser sincero, todos por dentro pensamos aquello de: capullos... cuando vemos a aquellos que celebran su suerte con champán en el telediario de Antena 3 del día 22 de diciembre. Pero claro...para tener suerte, hay que buscarla, y ahí es a donde quiero llegar, todos los años todo hijo de vecino viene a ofrecerte un boleto o dos de lotería, que casi por cojones acabas comprando, por aquello de que no vaya a ser que el único que no compres sea el que toque...y resulte que se forre todo el mundo, menos tú. Y por eso, acabas pagando por todos los que te ofrecen: los del trabajo, los de la pescadería, los de la frutería, los del trabajo de tu cuñado, el de Doña Manolita que te trajo tu hermano de Madrid...Para que, al final, no nos engañemos, le toque en el mejor de los casos a un gilipollas, y digo en el mejor, porque prefiero que sea así a como pasa en muchas ocasiones, a equipos de fútbol que compran boletos a porrillo para que alguno les toque, por pura estadística. O que no le toque a algún mafioso chino mafioso que se dedica a blanquear dinero. O simplemente, te toca a ti, y tienes que darle un 20% al estado porque al señor Rajoy se le ha metido entre pata y pata tocarle las narices a todo aquel español que no esté relacionado con ningún banco o caja de ahorros.
 
 En fin, llegan las fiestas, y llegan para mí, y para mi blog, una época de vacas gordas en temáticas a tratar. Porque si hay una fiesta en la que uno hace el gilipollas sin complejo alguno, es la Navidad. Una bonita fiesta en la que volveremos a ver "Los fantasmas atacan al jefe" o el día de la marmota, algún día resacoso, como suele ser el día 1 de enero, que dicho sea de paso no existe para la mitad más joven de la humanidad. Pero seguiremos pobres...y con salud, que es lo importante.
 
 

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