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sábado, 20 de abril de 2013

Crack del 29 y Weimar

 Llevamos ya, varios años de crisis, y uno está verdaderamente, hasta las narices de que sea tan larga. Sin embargo, desde el 2.007 se lleva comparando esta decadencia económica con otra anterior que ha pasado a la historia por desestabilizar el panorama mundial de modo violento. Mucho me temo, que ésta tiene el mismo aspecto de efecto dominó geopolítico, pues ya son muchas la áreas conflictivas a lo largo del planeta. Realmente,  no se libra nadie, ningún continente, ningún país, de las grandes agitaciones actualmente.

 Les hablo del crack del 29, una crisis de grandes proporciones que ha pasado a la historia como la madre de las crisis. De ella se han hecho hasta grandes películas, como la obra maestra "El Golpe". Todo empezó en la década de los 20, época de grandes especulaciones en el que todo el mundo iba a ser rico. ¿Les suena?. El nivel de vida era espectacular, como ocurría hace pocos años. Pero en aquellos tiempos una crisis como ésta era la primera, y no había modo de preveer movimientos algunos que pudieran salvar, al menos, los muebles. La Bolsa de Nueva York cayó en picado hacia valores de siglo anterior. El paro en EEUU se disparó hacia valores críticos, la miseria corría por sus calles. Fue la época de los pícaros, y el ascenso de la mafia, gracias al contrabando. 

 . La diferencia de aquella crisis con ésta, es que la actual es global, mientras que aquella era más restringida. No obstante, en Europa, las cosas tampoco iban mejor. El crack hacía sus estragos, sobre todo en Alemania de Weimar, que todavía trataba de pagar las exageradas reparaciones que el tratado de Versalles le impuso por la derrota en la I Guerra Mundial. Para sufragar los gastos, fabricaba más dinero, de forma constante y sin fin, por lo que la devaluación de la moneda, y los índices de inflación acabaron siendo tremendos (de un millón por ciento). Los sueldos se recogían a diario en carretilla por los trabajadores, y los billetes se quemaban en las chimeneas porque eran más baratos que el carbón. Los precios eran revisados cada instante. El estado cada vez era más vulnerable, las revueltas sociales y populistas cada vez más frecuentes. Todo acabó como todos saben.

 Es dificil hacer un paralelismo de aquella época con la actual sin caer en la demagogia, pero hay ciertos parecidos. Entre aquella Alemania, y esta España, hay un total desencanto con todas las instituciones nacionales, regionales, locales, jurídicos, sindicales...como no se ha visto nunca. Si yo fuera alguno de los arriba, vigilaría de que no apareciera un adolfito dando por donde las tartas del Ikea. Así nace lo peor del ser humano, cuando todo el mundo está en el punto álgido del enfado. Y sino, estudien historia, y vean.


Niños jugando con billetes en Alemania de Weimar.

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