Sinceramente no tenÃa tema para esta semana, pero la presidenta del CÃrculo de Empresarios, Mónica Oriol, lo ha puesto a huevo. Las declaraciones suyas, neoliberales en extremo, han desatado la polémica y me han ayudado a tener una idea para esta entrada. Como siempre en nuestra nación, se ha recurrido a la comparación con Europa para perjudicar al trabajador, pero nunca para beneficiarlo. ¿Por qué si las condiciones han de ser las mismas, los sueldos no?. Voy a razonar, sencillamente, porque en España hay una plaga de Ninis, y porque la productividad es la más baja de Europa a pesar de trabajar más horas. Las razones la expongo una a una, y no va a ser la primera vez que lo explique:
- Las empresas españolas solo usan los beneficios para los bolsillos propios en vez de invertir en mejoras de la propia empresa, como pudiera ser investigación y desarrollo. He visto con mis ojos, como dinero de cierta empresa se utilizaba para pagar multas de los hijos del dueño. Contratados para no hacer nada, y malcriados al extremo. Asà no se levanta un paÃs.
- Las empresas españolas tienen un carácter familiar, paternalista y dado al enchufismo. Las posibilidades de contratar a la persona más capaz es del todo nula debido a la cantidad constante de compromisos familiares y amistosos.
- Las posibilidad de ascender es casi nula en el entramado empresarial español, ya que la mayorÃa son PYMES familiares que cierran todas las puertas de ascenso a los trabajadores que no pertenezcan al clan familiar.
- Pocas empresas españolas (si excluimos a Mercadona) aplican la polÃtica de que el trabajador contento acude a su puesto con más ganas, y por tanto, está más motivado para levantar la empresa. Cada vez hay más vueltas de tuercas, y más tiranÃa laboral.
- Los horarios son malos, desproporcionados, y los sueldos escasos. Las horas están mal pagadas, y en la mayorÃa de los casos, incluso son tardÃos los salarios a la hora de cobrarlos; en cierta ocasión tardé un mes en cobrar mi sueldo. Las horas extras, por supuesto, son en muchos casos obligatorias, y sin cobrar.
- Toda empresa, al ser en su mayorÃa familiar, deja los peores trabajos, y más rutinarios, a los empleados foráneos.
- Las vacaciones, muchas veces son escasas, y se le deben al trabajador, durante muchos años, sin llegar a cumplirse la ley nunca. De los dÃas de asuntos propios, mejor ni hablamos. Y directamente, no hay derecho a ponerse enfermo.
- El dinero de la empresa, muchas veces se gasta en banalidades, se busca el beneficio rápido y el pelotazo de turno. Eso causa escasez de originalidad y de diversidad en el tejido empresarial, cuyo gremio de empresas peloteras del momento, crecerán como hongos hasta que estalle la burbuja de turno.
- Por ello, nunca nadie se ha preocupado en la formación de los trabajadores, sólo se bastan con una cantidad, bastante abultada, de trabajadores sin titulación ni formación, currantes a los que se les paga tres pesetas a cambio de trabajar temporalmente.
- Si no, en los buenos empleos, se ha de exigir edades muy juveniles, y amplia experiencia, imposibles de cumplir, cuando no se quiere contratar a nadie. Se saca el anuncio, se cumple la ley, y ya se contrata a quien se apetece.
- Todos los sindicatos son amarillos y defienden a su partido o empresa, en lugar de al trabajador. Los liberados sindicales que debieran acudir, al menos, tres dÃas a la semana a su puesto de trabajo (viene escrito por ley), no aparecen en la vida por la empresa, importándoles un higo la salud laboral.
- La Oficina de Empleo no sirve, absolutamente, de nada. Sin un apoyo estatal, el desempleado se ve sólo en la búsqueda de trabajo, sin ninguna ayuda oficial a la hora de moverse por un mundo tan farragoso.
- La plaga de contratos temporales es extremadamente alta. La brecha que esta señora pretende acortar con los indefinidos es, por supuesto, a la baja, y no a la alta, como debiera ser. Y el trabajador aspira a mejorar, nunca a empeorar, créame.
- La dedicación obsesiva al sector servicios nos ha buscado la ruina. Porque, sencillamente, no producimos nada.
- La escasez de contratos indefinidos, y los sueldos escasos, propician la dificultad en el consumo por parte de los ciudadanos, que siempre tienen que apretarse el cinturón. Y por supuesto, dificulta el acceso a los préstamos para meterse en objetivos mayores, como la compra de un coche o un piso. Con ello, se hunden más empresas, y hay más trabajadores en el paro. Asà de fácil.
Estos, entre otros varios asuntos que no se me vienen ahora a la cabeza, han creado una cantidad informe de trabajadores escasamente motivados, que ven un futuro sin mayores posibilidades, un presente monótono, aburrido y escasamente motivante, tras haber tenido un pasado brillantÃsimo en unos estudios en los que les prometieron el oro y el moro. Ahora, dÃgale usted al Nini, que deje de vivir del cuento, y que trabaje por trescientos euros, y jornadas de seis o siete horas. No me invento nada, eso lo he vivido yo. Y luego quieren que trabajemos con ganas...Tal vez cabrÃa decirle a la señora, que esto no es una mina de carbón del Gales del XIX, puede que de aquella se pudiera aplicar la pena del látigo, pero ahora, créame, está muy mal visto.
¿Qué está mal visto?
ResponderEliminarQue no, chiquillo, que eso está muy bien visto por los banqueros de Suiza y Gibraltar... Que me lo ha dicho UrdangarÃn que de eso sabe una jartá.
Al paso que vamos nos marcan en el costado, como a los toros.
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