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viernes, 6 de abril de 2012

Bienvenido Mr. Marshall II

 Ya está aquí, ha vuelto, y no es Supermán es: Eurovegas. La mágica conjunción de ladrillos y ocio descerebrado que tanto gustan a nuestros gobernantes, aquella que es nuestra economía del futuro...y que siempre lo será. Porque siempre estas auténticas porquerías se han convertido en promesas, y ahí se han quedado. Sino pregúntense: ¿Donde están los miles de puestos de trabajo que iban a ofrecerse en Chiclana de la Frontera, y su turismo sostenible de campitos de golf?. Pues yo se lo digo: están donde siempre, en la oficina del paro. Se ha jodido una costa entera, se ha talado un bosque de pinos, enebros y sabinas; total ¿para qué?,¿para cinco puestos de trabajos temporales y mal pagados?. Desde que tengo uso de razón el turismo en España es la panacea, pero no se busca al turista que pudiera visitar los maravillosos tesoros naturales o culturales que tenemos, que nos sobran a mogollón. Sino al mantecoso con tatuajes, medio alcohólico, drogadicto,  y ludópata que busque el turismo del Pocholo, alias "¿donde está mi mochila?". Discotecas petadas de niñatos sin ética ninguna, con desmadres diarios, y sobre todo mucho dinero que gastar. Dinero, que una vez recaudado se utiliza para reparar los desmanes vandálicos que los turistas de hormonas flatulentas gustan por diversión. Primero nos vienen con el rollo de los puestos de trabajo, luego con que se respetará el medio ambiente, y por último, ni una ni otra, que la cosa es sólo rentable sólo unos meses al año, y que por esos, se abre el negocio. Entonces, el paro seguirá igual, y los bosques habrán desaparecido. Nos privarán del canto de los pájaros, del olor de las plantas aromáticas y de un silencio que no se puede comprar, para sustituirlos por hormigón, ladrillos, ruido y muchas luces de Neón. Eso sí, habrá prostíbulos garantizados en cada esquina. Hay que decir que no tengo nada en contra de éste turismo si se concentra en un rincón del país o si sirve como una ayuda a la economía local, pero no como centro de la misma; pero es que a los gobernantes actuales, ya sean del partido que sean, no se les ocurre otra cosa para nuestro futuro que no sea precisamente la economía desastrosa que nos ha metido en éste atolladero. 

 La presencia del ladrillo y de "inversores" americanos que no vienen a poner un duro (que lo ponga todo la administración) y a obtener beneficios, me recuerda impepinablemente, a la película Bienvenido Mr. Marshall al ridículo que hacemos los españoles cada vez que viene un magnate a España. Ponemos el culo, y si hay que cambiar leyes, pues se cambian. Y si hay que ponerles una alfombra roja, se les pone. En vez de adaptarse ellos a nosotros, somos los paisanos los que tenemos que estar a lo que diga Don Tomás y su dinero. El tema de las Eurovegas es igual que lo de Marbella y los jeques, que lo de Ibiza y los mafiosos rusos, es más de lo mismo. Lo que pasa es que ahora, importaremos mafiosos americanos, que tienen más glamour y no van de nuevos ricos. Y sino me creen revisen la historia de Las Vegas y su primer casino: el Flamingo. Un local de juego, en medio del desierto, fundado por el mafioso neoyorquino Bugsy Siegel, quien por cierto, no tuvo un buen fin. Por eso cuando el entendido de turno me comenta que en U.E. no hay dinero para invertir en una cosa de éstas, le comento que sólo la mafia tiene pasta para ello, y que adivine sino por quienes van a estar regentados todos los casinos. Y es que los españoles no podemos ser más catetos, viene un americano con buenas palabras y tres piropos para nuestro país, y ya nos derretimos, le ponemos por delante la mejor tortilla de nuestra casa, el mejor jamón, y cancha libre para lo que quiera. Eso sí, no veo ni a Madrid, ni a Barcelona pelearse por traerse un rinconcito de Silicon Valley, o alguna industria de Mercedes, o ninguna farmacéutica. Es mejor un montón de casinos, hoteles, prostíbulos y restaurantes de lujo para nuevos ricos, que por cierto, cada vez son más ricos, y nosotros, cada vez más pobres. Es lo que tiene la economía de putas y camareros. Que no hay trabajo estable, que no hay productividad, que se gasta mucho suelo para recoger sólo unas migajas, en vez del pan entero. Pero eso sí, el ayuntamiento, el estado, y la comunidad autónoma ganarán dinero con sus impuestos, para así poder mantener sus empresas públicas ruinosas. Así que, señores, no aprendemos, en cuanto salgamos de la crisis (si salimos vivos), tendremos más de lo mismo: 

 - Trabajadores con poco poder adquisitivo, que trabajaran en una subcontrata, empresa de servicios, de camarero, botones o de cadi por tres gordas. Y encadenamientos de contratos temporales continuados.

 - Una masa de becarios que se irán a la calle en cuanto haya que pagarles.

 - Una minoría cada vez más rica y más cateta. 

 - Un montón de camperos cobrando el PER, y otro montón de privilegiados enchufados trabajando en una administración paralela.

 Y la vida seguirá igual en España. Un país, al que sus gobernantes no quieren que se les acabe el chollo mientras haya gente a las que apretarles. El ladrillo y el asfalto con sus mafiosos volverán. Las casas volverán a subir exponencialmente de precio. Y cuando estalle otra burbuja votaremos al partido contrario al que gobierna en el momento. Nos volveremos a quejar, a salir a la calle, a apretar el sueldo a los funcionarios, a quemar otra vez los montes, y a construir allí donde antes no se podía. Y tal vez, en un especial del periódico de los domingos, les volverán a exponer las maravillas del turismo descerebrado y de lujo que pretenden traer a la región de turno. Y entonces aplaudiremos otra vez con las orejas. Y diremos: como se vive aquí, en ningún lado. Pero preparen las maletas, porque para entonces, sus nietos, volverán para Alemania a trabajar, como ha sido antes, lo es ahora, y lo será en el futuro.

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