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sábado, 22 de junio de 2013

El gordo siempre coge por el lado más estrecho.

 Soy gordo, lo reconozco, hay que fastidiarse. Pero el tiempo no pasa en balde, y si con quince años tenía los abdominales como una tableta de chocolate, ahora resulta que la tengo como un alfajor de Medina. Antes que estaba delgado, todos incidían en que había que comer más, y a pesar de que devoraba como una manada de hipopótamos, no esponjaba ni de broma. Pero e aquí, que para jodienda de uno, pasado los veintitantos, el que no empieza a tener canas, se queda calvo, o engorda como un manatí. En mi caso me han ocurrido el primer y el último caso. Aunque hay gente que se conserva exactamente igual. 

 Pero he de decirlo, no es uno de mis principales problemas en esta vida. Vamos, que no me quita el sueño. Lo que me fastidia es la masa de gente diciéndote aquello de "tio, estás más gordo", "no veas la buena vida...", y demás tópicos facilones que se suelen gastar en estas ocasiones. En esta sociedad española, y en la occidental en general, está mejor visto un tío "ciclado" de esteroides, epidroles, proteínas y demás basura fastidia-hígados. Están mejor valoradas las tetas asiliconadas de una niñata poligonera y teñida que prefiere gastarse el dinero en implantes mamarios y en la depilación de sus partes más íntimas, o una anoréxica digna de Auschwitz que cualquier mujer normal. ¿Que tienen en común el ciclado y la poligonera, aparte de escuchan reggaeton?. Pues que están llenos de productos químicos por cualquier parte de su cuerpo. Es tanta la porquería que se meten para estar perfectos de cara a la galería, que entre un campo fumigado y ellos hay la misma química. Sin embargo, esta sociedad hipócrita me va a echar en cara que me coma un bocadillo de chicharrones, mientras que las porquerías que te venden las tiendas de nutrición deportiva están genialmente vistas, a pesar de que muchas de ellas necesitan un protector de estómago o de hígado. 

 Así que ya les digo, adelgazar, adelgazaré. Volveré al deporte cuando deje de tener los problemas musculares que tengo, pero nunca me pincharé nada. Ni por accidente. Porque como manda la tradición, mientras esté gordo, tengo derecho a pasar por medio por el sitio más estrecho. Yo lo exijo. Es mi derecho, y lo voy a ejercer. Disfruten de las hogueras de San Juan y un saludo. 



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