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viernes, 15 de marzo de 2013

Baja temeraria (con todas las letras).

 Hoy tengo un cabreo de copón de oro, entre la realidad laboral que nos rodea a todos, y las asquerosas medidas en contra de los parados que ha legislado, una vez  más, el señor Rajoy, quien a éste paso va a ser recordado como la "Apisonadora" que vino a aplastar, con una bota, la faz del estado de bienestar, y el carácter social de nuestra democracia. Que el hijo de puta (con todas las letras) de nuestro presidente y todos los cabrones (con todas las letras) de sus palmeros nos racaneen a los trabajadores y parados el poco dinero que nos hemos ganado de nuestra cotización, doblando un espinazo que ellos no han resentido nunca, es de pura vergüenza y de mierdas (con todas las letras) sin escrúpulos. Eso sí, siempre tendrán dinero para sus empresas públicas y millones de enchufados, para un rey cazaelefantes y su yerno apodado "El Vaquilla de La Zarzuela", para subvencionar películas que nadie quiere ni siquiera para piratearlas, bancos mafiosos, y para dar dinero a empresarios como Florentino Pérez para que hagan proyectos megalómanos que no sirvan de nada.
 
 Pero tranquilos, que siempre habrá gilipollas (con todas las letras) que les aplauda sus gracias en un mitin, en un senado que no sirve para nada, en un congreso que es un circo, o en el cementerio de elefantes que se ha convertido Bruselas. Siempre están esos cenutrios que aplauden cualquier tontería que diga su "lider", como si de una secta se tratara, que es lo que son, al fin y al cabo, todos los partidos políticos españoles. Como no hay democracia interna, se hace lo que dice el lider, con disciplina de voto por narices (democracia pura, oiga...) y no hay libertad de pensamiento, así nos va. Hemos caído en la más profunda de las mediocridades, en el clientelismo sobredimensionado, y en la bancarrota moral, que es más peligrosa que la económica. Son como aquellos nobles franceses que opinaban que el pueblo debía de comer pasteles sino tenían pan, cuando la Revolución Francesa. Nos cercenan todos lo derechos para seguir con sus privilegios, y los de toda su jarca. Pero como son unos analfabetos no sabrán que todos esos nobles acabaron con la cabeza cortada.
 
  Dos casos me han venido a reflejar cuanto de prodrido está el panorama español, uno de un alto dirigente andaluz de uno de las tres grandes siglas políticas, quien al parecer no paga sus consumisiones en los restaurantes cuando organizan alguna quedada informal con sus compañeros del partido. Lo peor no es que no apoquine, sino que nadie sea capaz de decirle nada con respecto a eso, y el otro se vaya a su casa por la patilla. El otro fue uno de esos momentos "memorables" de Esperanza Aguirre en una tertulia de una de las emisoras de radio con mayor número de oyentes. La señora afirmaba con orgullo, mientras los palmeros aplaudían, que le encantaba las "Bajas temerarias", es decir, en las subastas públicas para las empresas. Aludía que lo mejor era lo más barato. Desconozco la vida y obra de esta mujer y su familia, pero dudo que algunos de ellos hayan trabajado con un contrato de tal tipo, por tres euros la hora, sin que te paguen la mitad de las veces, y con auténtica precariedad laboral. Es fácil hablar sin saber. En fin, diran que comamos pasteles en vez de pan, pero la realidad es que lo que tragamos son sapos del tamaño de la Catedral de Burgos. Que vergüenza.
 
 




 

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