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viernes, 8 de marzo de 2013

Historia de dos bares.

 Hoy voy a contar una historia inventada por mí...no tengo una gran imaginación, así que no esperen nada de categoría contrastada. Simplemente es un cuento entretenido para entender ciertas circunstancias, y porqué se producen. Tal vez pueda levantar ciertas ampollas, pero no pretendo ofender a nadie, sino explicar porque ocurren las cosas, y la reacción de la gente común de la calle.

 Imaginemos que vive en un barrio donde sólo hay un bar, al que usted acude todas las mañanas a desayunar, y al mediodía, a almorzar el menú diario. Vamos que te dejas una pasta, y le das de comer al dueño y a sus churumbeles. Porque total, puesto a darle el dinero a otro, de otro barrio, se lo untas a alguien que conoces personalmente. Pero resulta que el tipo de detrás de la barra es un capullo integral y un desagradecido. Siempre te pone mala cara, y te atiende con desdén y antipatía. Tanto que parece que el favor te lo hace él a a ti, en vez de ser al revés. Luego resulta que te enteras que el muchacho te pone a parir constantemente a ti, y a todos los parroquianos: que si eres un estirado, que si eres un chulo que entras creyéndose que el bar es tuyo, y que mejor que no aparecieras... Y venga a escuchar eso, un día, otro... Tanto, que al final acabas hasta los huevos, por decirlo claro.

 En eso, resulta que te enteras de que han abierto otro bar, y cuando entras te das cuenta de que el/la camarera/o está de toma pan y moja, siempre te echa un sonrisa, te descuenta unos eurillos en tus cuentas por la jeta, aunque tú al final le echas una propinilla...y por supuesto, la comida es mejor, el local mejor acondicionado, y más barato. Como con tu dinero haces lo que te venga en gana, escoges ir a éste último bar, y mandar a donde las tartas del Ikea al colega del bar de siempre. Porque para que te insulten constantemente, y te traten como un ser inferior, siempre hay tiempo.

 Ustedes dirá porque me da por contar esta paranoia de cuento. Pues porque todavía hay catalanes que no entienden porque se les hace boicot a sus productos. Y tengo que decir que es injusto generalizar, porque en Cataluña hay de todo, como en cualquier lado. Es como decir que todos los andaluces vivimos del PER. Pero cuando el andaluz o el extremeño, por ejemplo, escuchamos una y otra vez, frases despectivas de los políticos nacionalistas hacia el resto de los españoles, uno opta, por simple cabreo, mirar a otros productos del supermercado, que no sean catalanes. Da igual que sea de España, o del la UE, porque pueden ser, encima hasta más baratos. A lo mejor resulta que el aceite italiano o la leche estonia son mejores y más económicos. Y como con tu dinero vas a donde quieres, pues no hay más que hablar. Así que adivinen... Ellos se lo han buscado. La lástima es que las fábricas que cierren mandarán al paro a trabajadores del sur de nuestro país, mientras los nacionalistas seguirán creando una dictadura al más puro estilo nazi. Y todo ésto, les dará absolutamente igual.




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